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Actualizado: 23 de septiembre de 2025
Digan lo que quieran los terapeutistas, entre los cuales se cuentan algunos modernos, el acónito no es un medicamento principalmente antineurálgico; su especialidad es la actividad arterial exagerada.
En la ciudad futura, lo que aconseje la ciencia harán los hombres. Ya muchas ciudades, sobre todo en la inteligente Inglaterra, ensayan crearse un sistema arterial y venoso, funcionando con regularidad perfecta y uniéndose el uno al otro, de modo que se complete un pequeño circuito de las aguas, análogo al que se produce en la naturaleza entre los montes y el mar por los manantiales y las nubes.
Muchos autores le atribuyen el aumento de la actividad de las arterias y la hemitis. Algunos estienden su influencia al sistema fibroso cuya vitalidad exalta; Rau nos da de la hiperestenia arterial del acónito una esplicacion que me parece convendria mejor á otros medicamentos.
Las breves inmovilidades en los puertos no significaban para él inercia y descanso. Sus miembros férreos quedaban en corto reposo, pero el fuego vivificante seguía ardiendo en sus entrañas. La sangre blanca del vapor continuaba circulando por el sistema arterial de sus válvulas y tuberías.
El acónito es el medicamento mas importante de las afecciones inflamatorias, esténicas, y de los órganos mas dotados de sangre arterial; aquellos en que domina la fibra muscular son del dominio de árnica, y se modifican especialmente por la pulsatila, si abunda la sangre venosa, y así sucesivamente para otros casos segun el carácter particular de cada medicamento en su propiedad pirética y flogística.
2.º Estado agudo. El estado agudo de una fiebre francamente inflamatoria escluye el predominio de los fenómenos nerviosos que caracterizan los prodromos. Desde el momento en que el estado espasmódico primordial termina sus calosfríos, el árbol arterial entra en accion simpática, y la participacion del corazon resume la afeccion, domina la escena.
Las neuralgias reumáticas debidas á la influencia de un frio seco, las ocasionadas por un calor escesivo y por el ácido carbónico, son del dominio del acónito, así como las que se sitúan en el corazon, y otras muchas acomodadas á la discrasia y electividad del medicamento, y que reconocen por causa una actividad sanguínea, arterial, y quizá una irritacion del neurilema, una plenitud de los vasos que se estiende á los nervios y sus membranas.
El acónito abraza en su inmensa esfera de accion un gran número de afecciones ó de períodos de enfermedades. Es el medicamento mejor adaptado al elemento inflamatorio, al elemento fluxion sanguínea y á la hiperemia arterial; y quizá, en todos sus diversos síntomas y hasta en sus especialidades, afecta al árbol arterial de una manera hiperesténica.
Es lo cierto que los síntomas del acónito en general demuestran una espansion inseparable del orgasmo sanguíneo y de la sobreescitacion del sistema arterial, y que esta exaltacion de la vitalidad procede de dentro á afuera; no es menos verdadero que una parte de sus síntomas denotan una debilitacion de la vida, no pura y simple, sino acompañada de irritacion y de tension con contraccion.
Así pues, la inflamacion de los órganos en que no abunda la sangre arterial, es poco ó nada análoga á este medicamento: tal es la oftalmía, que para exigir acónito, debe tomarse en sus prodromos, antes del estado inflamatorio, lo cual sucederá rara vez.
Palabra del Dia
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