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El licenciado Juan de las Roelas es uno de los grandes maestros sevillanos que á tan alto lugar llevaron la pintura de nuestra patria.

Los historiadores y analistas sevillanos han consignado todos ó casi todos, la venida á nuestra ciudad de una embajada japonesa en 1614, que, á la verdad, tal suceso no era frecuente ni mucho menos, y extraño entonces, por lo que llamó poderosamente la atención.

Mi excelente amigo: Á su bizarría, á su generosidad, se debe que estos Apuntes sevillanos salgan á la luz pública, reunidos y puestos en orden conveniente. ¿Cómo no he de honrarme escribiendo su nombre de Vd. en la dedicatoria de este mi nuevo libro?

Las cuatro de la tarde eran cuando la procesión regresó al templo Catedral, terminando sin otro incidente la fiesta del Corpus de aquel día, que dejó memoria entre los sevillanos largo tiempo.

El extravío de unas cuantas cuartillas, dejó incompleto el presente artículo, en la sucinta descripción que dejamos hecha de la Procesión del Corpus en el siglo XV. Halladas luego, estimamos que por su interés deben ser publicadas, aun fuera de su lugar, y así lo hacemos, seguros de que su contenido será visto con agrado por los curiosos que deseen conocer la historia de los gremios sevillanos, casi desconocida al presente.

En Junio de 1823 tuvo término y desastroso fin el salón de lectura, y cuando el día 13 las turbas realistas saquearon el establecimiento, destrozaron la tribuna, quemaron el mobiliario y prendieron fuego á cuantos papeles liberales había allí coleccionados, los cuales tanto habían entusiasmado á los ardientes patriotas sevillanos.

Los extranjeros, atraídos por lo extraño de esta ceremonia cristiana, alegre como una fiesta del paganismo, en la que no había otro gesto de dolor y tristeza que el de las imágenes, oían los nombres de éstas de boca de los sevillanos sentados junto a ellos.

La tal pragmática sobre trajes, aunque reproducía algunas disposiciones de otras, era más estrecha y tenía nuevas y grandes disposiciones que no dejan de ser curiosas y que causaron no poco disgusto á los galanes sevillanos, muy dados al lujo en sus trajes y personas.

Entre los años de triste memoria para los aficionados sevillanos al arte de Talía lo fué él de 1620, pues en él se incendió y destruyóse por completo el famoso corral de el Coliseo, donde tan célebres representantes trabajaron y que tan favorecido era por el público de nuestra población.