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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Y por dos semanas en dicho puerto de San Julian, no tuvimos otros vientos sino del N y NE muy fuertes, y el resto del tiempo que estuvimos en el expresado puerto, eran del ONE al O y OSE: solamente un tal vez algun viento N ó S, pero nunca vino á E del S, solamente en airecitos, que no duraban mucho tiempo.
-No hará la mar tal cosa que lo tengo yo eso muy apurado -me respondió-, y no hay que tratar; fuera de que yo tengo pensada una invención para hundir la mar por aquella parte doce estados. No lo osé replicar de miedo que me dijese que tenía arbitrio para tirar el cielo acá abajo. No vi en mi vida tan gran orate.
Estas 24 horas tuvimos vientos frescos del S al OSE, con algunas turbonadas; el tiempo nublado: rumbo corregido N 38 grados al O: distancia 83 millas: distancia meridional 4 grados 19 millas al O: longitud echo 6 grados 17 millas O: altura por observacion 42 grados 33 minutos S.
Y así, ejecutando la ley, desde a cuatro días que el pregón se dio, vi llevar una procesión de pobres azotando por las Cuatro Calles, lo cual me puso tan gran espanto, que nunca osé desmandarme a demandar. Aquí viera, quien vello pudiera, la abstinencia de mi casa y la tristeza y silencio de los moradores, tanto que nos acaeció estar dos o tres días sin comer bocado, ni hablaba palabra.
Pero el renegado, viendo el peligro en que estábamos, y lo mucho que le importaba salir con aquella empresa antes de ser sentido, con grandísima presteza, subió donde Agi Morato estaba, y juntamente con él fueron algunos de nosotros; que yo no osé desamparar a la Zoraida, que como desmayada se había dejado caer en mis brazos.
Disimulé tres o cuatro chichones que tenía y detúveme un rato, que no osé entrar en la calle, de miedo.
¿Cómo encareceré yo mi tristeza y pena? Fue tanta, que considerando lo poco que había de entrar en mi cuerpo, no osé, aunque tenía gana, echar nada de él. Entretuvímonos hasta la noche. Decíame don Diego que qué haría él para persuadir a las tripas que habían comido, porque no lo querían creer. Andaban vahídos en aquella casa como en otras ahítos.
"No hará la mar tal cosa, que lo tengo yo eso por muy apurado me respondió ; fuera de que yo tengo pensada una invención para hundir la mar por aquella parte doce estados." No le osé replicar, de miedo que me dijese que tenía arbitrio para tirar el cielo acá abajo: no vi en mi vida tan gran orate.
Me parece que aún tengo alguna influencia sobre ella. Así es que le ruego y espero que no tome más cartas en este asunto, sino que, como hombre y como caballero, no ose estorbarla en su camino. Además, tengo grandes deseos... Aquí las palabras se atravesaron otra vez en la garganta del maestro, y la frase quedó entrecortada.
Al acercársele los robustos legos para obedecer las órdenes del abad, desapareció toda la placidez del novicio, que asió con ambas manos el pesado reclinatorio de roble y levantándolo en alto como una maza, gritó con voz potente: ¡Teneos! ¡Juro por San Jorge que al primero de vosotros que ose tocarme le rompo la cabeza en mil pedazos!
Palabra del Dia
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