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Actualizado: 14 de junio de 2025
Para remachar el clavo con que el crítico hería el orgullo de la América latina, como ahora se dice, había en el artículo algunas amonestaciones a la artista, a fin de que no se dejase enternecer por las ardientes adoraciones de los entusiastas americanos, a quienes el articulista calificaba de sensuales y de candorosos, y que, inflamados de amor, irían a ponerse de hinojos ante ella.
Pero no irían nunca tan allá esos aires de muerte, porque no abundaban las almas de Lucifer capaces de conducirlos. Por de pronto, las cosas iban del mejor modo posible, y la marquesa reconocía que Dios era demasiado bueno con ella dándola lo que la daba por fin y remate de una vida como la suya.
Como que había de hacer unos ferrocarriles que irían de aquí á Pekín en cinco minutos, y globos para navegar por los aires, y barcos para andar por debajito del agua, y otras cosas nunca vistas ni siquiera soñadas. ¡Y el planeta se iba á perder estas gangas por una estúpida sentencia de los que dan y quitan la vida!... Nada, nada, envidia pura, envidia.
¡No digas eso, Miguel, por Dios! ¿Tú no sabes que sin picas no puede haber toros? ¿Pues? Porque irían enteritos a la muerte y quedaría todos los días algún diestro sobre la plaza. Debían defender los caballos, al menos, para que no anduvieran las tripas rodando por el suelo. ¡Ese es otro error! exclamó Enrique, a quien la discusión interesaba extremadamente.
Hecha esta diligencia, los tres embajadores se fueron á Roma, á representar al Papa la ocasion que tenian de reducir aquel imperio de Grecia á su obediencia, si á los catalanes de Thracia se les daba alguna ayuda grande, como lo sería si á Don Fadrique se le concediese la investidura, para que con su persona pasase á la empresa, con un Legado de la Santa Sete, y se publicase la Cruzada á favor de los que irian, ó ayudarian con limosnas.
Irían en busca de Fermín.
Esto hizo que se hablara sobre los frecuentes casos de longevidad de Filipinas, y el que dijera á mi amigo que entre aquellos alumbrantes irían muchos de ochenta y noventa años, á lo que me replicó aquel, que conocía un antiguo veterano que llevaba más de cuarenta años cobrando su retiro, siendo de advertir que al salir del ejército ya tenía el máximun de tiempo, debiendo por lo tanto cifrar en más de cien años.
Palabra del Dia
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