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Excelente, excelente... Nuestro buen padre Gutiérrez le preparará una fiambrera superior... «Amén», hijo mío. «In Deo omnia spes...» Al día siguiente, montado en una mula blanca del convento y acompañado del padre Anacleto y el padre Sánchez, descendí del convento al repique de las campanas.

Así es que Amparo huía, huía de sus lares camino de la Fábrica, llevando a su madre, en una fiambrera, el bazuqueante caldo; pero, soltando a lo mejor la carga, poníase a jugar al corro, a San Severín, a la viudita, a cualquier cosa, con las damiselas de su edad y pelaje. Cuando la madre se vio encamada quiso imponer a la hija el trabajo sedentario: era tarde.

Y, a poco trecho que caminaban por entre dos montañuelas, se hallaron en un espacioso y escondido valle, donde se apearon; y Sancho alivió el jumento, y, tendidos sobre la verde yerba, con la salsa de su hambre, almorzaron, comieron, merendaron y cenaron a un mesmo punto, satisfaciendo sus estómagos con más de una fiambrera que los señores clérigos del difunto -que pocas veces se dejan mal pasar- en la acémila de su repuesto traían.

, tendrá compañía hasta Leste. ¿Mañana? Mañana. Es dolorosa la separación en estos confines del mundo, cuando las almas se comprenden bien en Jesús. El padre Gutiérrez le arreglará una buena fiambrera. Nosotros ya le amábamos como a un hermano, mi querido Teodoro. Coma un confite, son deliciosos.

Se sentaron. D. Prisco sacó de las profundidades de su balandrán una fiambrera que contenía tortilla de jamón, luego un pedazo de queso envuelto en muchos papeles, pan y un frasco de vino. Todo ello lo exhibió con sosiego ante los ojos atónitos de su amigo. Hizo la señal de la cruz, rezaron un padrenuestro y se pusieron á merendar en silencio, pero tranquilo ya el corazón.

Apenas hubo cogido Fortunata la escoba, entró Severiana, y que quieras que no, se la quitó de las manos. «No faltaba más... señorita. Se va usted a poner perdida...». Por Dios, déjeme usted que la ayude. ¿Quiere que le haga el almuerzo a su marido? ¡Qué cosas tiene...! ¡Ay qué gracia!... ¿Cree usted que no ?... La tortillita en la fiambrera, y el pan abierto con la sardina dentro.