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Fínjase que en los cuerpos que se mueven, hay una verdadera actividad, realmente productiva del movimiento en los otros; no hay ninguna contradiccion en que dicha actividad se halle distribuida entre las diferentes partes del cuerpo, las cuales en el momento del choque, produzcan su efecto respectivo causando el movimiento á las partes del otro cuerpo con las que se han puesto en contacto.

Nosotros gobernaremos el mundo: ellos se cuidarán de inventar modas, harán agradable la vida del extranjero que los visite, y en el terreno intelectual les estimularemos para que eduquen actrices bonitas, produzcan novelas entretenidas y discurran comedias graciosas... Nada más. Desnoyers rió mientras estrechaba la mano de su primo, fingiendo tomar sus palabras como paradojas.

Entre lo festivo y lo triste, entre lo cómico y lo trágico, en esta novela, lo mismo que en la realidad, casi no hay intermedio, pero la absoluta carencia de afectación en el narrador vale más que los rodeos artificiosos para evitar que la transición sea brusca, y que los sucesos lamentables y el consiguiente cambio de tono produzcan disonancia.

El poeta, en la novela ó en el drama trágico, debe representar estos casos con verosimilitud y fidelidad tan extrañas y hábiles, que en vez de producirnos el mal rato, el ataque de nervios ó los sentimientos penosos que nos producirían dichos casos si fuesen reales, nos produzcan un exquisito y espiritual deleite que llaman estético.

Antes de que las especies evolucionen y produzcan, el género humano, antes del orto del hombre con su conciencia, la Naturaleza se desarrolla en un sentido ideológico de coordinación y finalidad. Seres y cosas ensamblan por algún modo sutil. La jirafa, ese animal que te agrada, por absurdo, no es nada absurdo; tiene el cuello largo, para poder alcanzar los dátiles de las altas palmeras.

Una cosa semejante experimentamos con respecto al cuerpo: hay funciones que se ejercen independientemente de nuestro libre albedrío, como la circulacion de la sangre, la respiracion, la digestion, la asimilacion de los alimentos, la transpiracion y otras semejantes; pero las hay tambien que no se ejercen sino por el imperio de la voluntad, como el comer, el andar, y en general todo lo que se refiere al movimiento y posiciones de los miembros. ¿Quién prohibe pues que suceda en el alma una cosa semejante, y que haya facultades activas que se desenvuelvan, y produzcan varios fenómenos sin el concurso de la voluntad.

Allí se le darán a oler, en matizados ramilletes, de todas las flores del Generalife, y aun se la acercará a los labios fruta del peral y raudales de la fuente, para que tales aromas y tan regalados como sencillos manjares produzcan en la hermosa Sultana el mágico efecto que me figuro.