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Actualizado: 25 de junio de 2025
Al mismo tiempo se abrían la cátedras donde se explicaban las materias más indispensables para la vida: los orígenes de los pueblos semíticos; examen del código Gregoriano; el hombre en el terreno terciario, etc., etc. En la sesión de ciencias morales se debatían arduos e interesantes problemas: en la de literatura se leían versos tan arduos, aunque menos interesantes.
Sobre la tez blanca empezó á esparcirse una especie de viruela subcutánea, formada de puntos negros pequeñísimos, como granos de pólvora. En una mejilla y en otras partes menos visibles se marcaban ó desaparecían, según los días, grandes manchas violáceas. Era la madurez precoz de la criolla de diversos orígenes.
Y aunque sostengan algunos escritores que estos dramas fueron llevados por peregrinos á la Europa occidental, dando origen al teatro moderno , la verdad es que tal hipótesi carece de sólido fundamento. Más importante que estas composiciones aisladas, es seguramente para nosotros la ulterior investigación de los orígenes del drama en los ritos religiosos del cristianismo.
Moratín consagró casi exclusivamente los últimos años de su vida á trabajos eruditos, y, entre ellos, particularmente, al examen é ilustración de los más antiguos documentos del drama español. Del resultado de este estudio, Los orígenes del teatro español, hablamos ya en su lugar oportuno en el prólogo de esta obra.
Los orígenes de Jacques Fabrice eran humildísimos. Desempeñaba su padre modesto empleo en una de las alcaldías de París, y, aunque murió joven, vivió, sin embargo, lo bastante para contrariar por todos los medios la precoz disposición que para las artes del dibujo mostrara el niño.
En su principio aparece envuelto en vestiduras extrañas, y en cuanto nos es dable investigar sus orígenes y sucesivo desenvolvimiento, sólo hallamos su germen en los cantos ditirámbicos y en los himnos de los báquicos coros. Esta forma lírica admite después improvisados monodios y diálogos narrativos, que se intercalan para introducir cierta variedad, y romper la monotonía de los cantos del coro.
El único que debemos mencionar ahora, por el esmero y la conciencia con que está escrito, es el titulado Orígenes del teatro español de Moratín, aunque advirtiendo que tan excelente obra abraza solo la infancia del drama español, prescindiendo por completo de su edad de oro.
Extraño es, sin duda, citar juntos á la inquisición y á la comedia, pues en todo caso España tenía motivos para preferir á la segunda. No parece necesario rechazar la opinión que aquí sostiene Rojas, de que las composiciones de Juan del Encina son los orígenes del teatro español, habiendo probado en el libro anterior suficientemente que se pierden en tiempos muy anteriores.
Estos orígenes del teatro español son comparables á los cuadros del Campo-santo y de los Uffizzii, y á los de las iglesias de Florencia y de Colonia, que nos arrebatan, y no ceden en sencillez y gracia á las obras de Giotto, Juan de Fiesola y el maestro Guillermo.
Acababa de concluir la carrera de Filosofía y Letras en Madrid y tenía ya escrito y publicado un volumen sobre los Orígenes de la vida; otro, que comprendía sólo la parte general, sobre el Libre albedrío, y un folleto de sesenta páginas titulado ¿Adónde vamos? en el cual se esclarecían de todo en todo las más famosas teorías y sistemas que han nacido para defender la inmortalidad del alma.
Palabra del Dia
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