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Actualizado: 27 de junio de 2025
En el jardín de Marta juega al escondite con su amigo, y sin duda en cualquiera otro sitio, todavía más cómodo, podía estar con él á solas todo el tiempo que quisiera hasta hartarse. ¿Qué lujo de perversidad, sin razón que la justifique, no hay, pues, en el empeño de Fausto y Margarita de estar juntos por la noche al lado de la madre de ella, en lo cual hasta hay mucho de repugnante y de asqueroso?
D. Fernando el Católico nació en Sos á 10 de marzo de 1452 y no se bautizó hasta el año siguiente en la metropolitana del Salvador de Zaragoza, cuyo bautismo se celebró con tanta solemnidad como si fuera primogenito; succeso en el que, segun dice Abarca , tuvo la rabiosa melancolía del príncipe D. Carlos, hijo tambien de D. Juan 2.º, fecunda y viva materia para hartarse de tristezas.
Nunca pudo recordarse con más oportunidad aquello de «a rey muerto, rey puesto». «¡Al fin, mujer! Tanta promesa, tanto juramento, y luego... Todas son iguales seguía monologueando don Juan . Mientras no tienen idea exacta de lo que es el hombre, se embriagan de poesía y de ilusiones; pero en cuanto lo saben, quieren hartarse de realidad.
Tristán, el de la cicatriz, debía haber hecho causa común con los sublevados. Los marineros y chinos no se preocuparon al principio de nosotros; pusieron las bombas y estuvieron bebiendo hasta hartarse. Pasado el primer momento de pánico, nos aprestamos a defendernos.
Majestuosamente sentado sobre sus cuatro remos, el perrazo negro presenciaba con atención solemne aquel acto, retratando en sus pupilas de endrina la llama movible que se comía, sin hartarse, las páginas del ignorado drama. Cuando la llama se extinguía, lamiendo las últimas cenizas, Saúl bostezó con soberano fastidio. Y no hubo más.
Palabra del Dia
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