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Actualizado: 7 de junio de 2025
Para que exista un número verdaderamente infinito, es necesario que fuera de lo existente no pueda haber nada numerable. Lo que se numera no son solo las substancias, sino tambien las modificaciones. Esto ya lo he demostrado con respecto á las inteligencias: y se verifica en general de todos los seres finitos. Todo ser finito es mudable, y sus mudanzas se pueden contar.
Pero salta desde luego á los ojos una diferencia, y consiste en que en la idea de mesa, no entra por necesidad la de existencia, pues podemos concebir una mesa que no exista, mas nó un ser como tal, sin existencia, es decir, un ser que no sea ser.
De aquí que muchos, con reprensible ligereza, hayan creído salir del paso negando que tal cuestión exista, y que realismo e idealismo sean escuelas verdaderamente antitéticas, puesto que todo productor de obras vivideras toma del natural sus elementos.
Parece imposible que no exista en Paris una fonda, café ó cosa equivalente, que lleve por título: café, fonda, pastelería ó taberna de las costas de Oro. No seria esto más raro que un anuncio de la Union Agrícola, puesto en verso rimado de once sílabas, tan contadas como los dedos de la mano. Y no se crea que esto es pulla.
No obstante lo mucho que desde hace algunos años se ha escrito acerca de la patriotería francesa, nuestras necedades patrióticas, nuestras vanidades y nuestras fanfarronadas, no creo que exista en Europa un pueblo más pretencioso, más vano, más infatuado consigo mismo que el pueblo de Baviera.
Hoy sabemos que no existe otro límite legítimo para la igualdad humana, que el que consiste en el dominio de la inteligencia y la virtud, consentido por la libertad de todos. Pero sabemos también que es necesario que este límite exista en realidad.
Esta última diferencia es muy luminosa para comprender en qué consiste la idea del tiempo. Me atrevo á recomendarla á la atencion y memoria del lector. No hay pues tiempo, sin alguna cosa que exista. La duracion que concebimos, despues de reducirlo todo á la nada, es una vana imaginacion; no es una idea, antes bien está en contradiccion con las ideas.
Adopté, pues, un temperamento mixto: el cumplido ramplón, las generales del Manual de la joven pudorosa y bien educada, suponiendo que exista... «Me sorprendía la pretensión..., carecía de precedentes..., hasta de merecimientos... El asunto era gravísimo... aun para expuesto de aquel modo, cuanto más para tratado a la ligera... A mí me iba bien con la vida que traía..., no había pensado en abandonarla tan pronto... y, en fin, que ya se presentaría ocasión más oportuna para hablarle yo del caso, con toda libertad y con mayor franqueza...»
Sólo los marineros se pintan un ancla en los brazos o se estampan en el pecho el velamen y la arboladura del bergantín, la imagen náutica, en fin, del barco en que viven. Y esto es pasable, ya que tal pintura es el símbolo de su oficio, el emblema de su lucha épica con los elementos trágicos de la Naturaleza. Pero ¿es posible pintar la belleza en un rostro en que no exista?
Para que el hombre se eleve, para que exista el progreso es necesario que prescindamos de ese respeto exagerado á la costumbre, que no temamos crearnos necesidades. Las necesidades son acicates que sacuden nuestra indolencia.
Palabra del Dia
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