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Actualizado: 6 de junio de 2025
Iba el Magistral por el Boulevard adelante, saludando a diestro y siniestro, asustado con que se le ocurrieran a él estos pensamientos de bucólica religiosa. Precisamente siempre había sido enemigo de las Arcadias eclesiásticas y profesaba una especie de positivismo prosaico respecto de las necesidades temporales de la Iglesia. ¿Estaría enfermo? ¿Se iría a volver loco?
La obra es un poema idílico, género de literatura que puede decirse propio de nuestro siglo y que ha producido en Alemania, en América y en Provenza tres obras superiores, del todo ajenas al amanerado convencionalismo de la bucólica antigua.
Ana veía a Edelmira y a Obdulia, que se había declarado maestra de la niña colorada y fuerte, correr como locas por el bosque de robles seculares perseguidas por Paco Vegallana, Joaquín Orgaz y otros íntimos; veíalas arrojarse intrépidas al pozo que estaba cegado y embutido con hierba seca, y en estas y otras escenas de bucólica picante llenas de alegría, misteriosos gritos, sorpresas, sustos, saltos, roces y contactos, no había encontrado más que una tentación grosera, fuerte al acercarse a ella, al tocarla, pero repugnante de lejos, vista a sangre fría.
Ripamilán, casi oculto entre las faldas de doña Petronila, a quien llevaba enfrente, iba en sus glorias; no por su contacto con el Gran Constantino, sino por ir entre damas, bajo sombrillas, oliendo perfumes femeniles, y sintiendo el aliento de los abanicos; ¡salir al campo con señoras! ¡la bucólica cortesana, o poco menos!
Los más astutos y previsores conocían cuán propicia ocasión de ponerse bien con él era servirle mientras estaba lejos del mando, lo cual da ciertos visos de desinterés a los servicios y es lo que llaman por allá, con frase hecha, elegante y propia de la poesía bucólica, llevar pajitas al nido.
Pero a nuestro parecer, la nota más alta y original de su obra son, precisamente, estos cuentos, que constituyen la cristalización literaria en el sentido stendhaliano, de la California de los tiempos heroicos, de la tierra del oro, de la sangre y de las aventuras, que afortunadamente para la civilización pero quizá no para el arte, ha cedido ante otra California bucólica, comercial, donde se vive tan bien como en todas partes, y que el corte del istmo de Panamá acercará a Europa de unos veinte días.
Palabra del Dia
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