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Juan Pablo sentía increíbles deleites en ir al café, hablar mal del Gobierno, anticipar nombramientos, darse una vuelta por los ministerios, acechar al protector en las esquinas de Gobernación o a la salida del Congreso, dar el salto del tigre y caerle encima cuando le veía venir. Por fin salió la credencial.

Porque, no era posible dudar; Jenny tenía un secreto. Seguí á mis compañeros al interior del hotel, me senté con ellos á una mesa llena de esos refrescos que abrasan el cuerpo, y pasado un rato llamé al mozo. ¿Á qué hora acaba el teatro? Á eso de las doce. Gracias. Pector me preguntó riendo: ¿Cómo es eso? ¿Quiere usted acechar á Jenny Hawkins?

Algas se pueden llamar en efecto. Quizá se ponga ahí para acechar una presa. ¡, ! ¡Ahora se arroja sobre otro bicho más pequeño!... El bicho desapareció; sin duda se lo ha comido. El duque levantó su rostro, radiante de satisfacción, por haber tenido ocasión de observar aquella tragedia curiosa.

Prófugo del presidio, hacía una semana que se encontraba en Lima; y desde su regreso no cesó de acechar en el templo al virrey, buscando ocasión propicia para asesinarlo. Aquella misma noche se encomendó la causa al alcalde don Rodrigo de Odría, y tanta fué su actividad que, ocho días después, el cuerpo de Villegas se balanceaba como un racimo en la horca.

Desde esta ventajosa situacion el Libertador podia acechar los movimientos de Barreiro, cuyo fin era el de reunirse con el virey, y estorbar á todo trance que sus proyectos se realizasen. Asi sucedió, alcanzando un completo triunfo en Boyacá.

Mas si esperaba el duque algún fruto de acechar así por los cristales, cayole la pascua en viernes, porque la sueca, después de haber tocado con gran sosiego y maestría hasta media docena de mazurcas, se levantó con no menor majestad de la desplegada al entrar, y sin volver el rostro, tomó hacia la puerta.

Desde que nos separamos del yate, venía siguiéndonos un enorme tiburón que parecía acechar el momento en que alguien cayese al agua. Es un milagro que no haya intervenido en la pelea... El movimiento de los barcos, los gritos de los canacos y la rapidez de la acción le habrán espantado.