United States or Paraguay ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero el más pequeño, Pascualet, un chiquillo regordete y panzudo, que sólo tenía cinco años, y á quien adoraba la madre por su dulzura y su mansedumbre, prometiéndose hacerlo capellán, lloraba apenas veía á sus hermanos enzarzados en terrible pelea con los otros condiscípulos.

Y muchas veces me he preguntado cómo había podido conmoverme mi héroe, alegre y regordete, cuando mi imaginación estaba bajo la influencia de personajes quiméricos, que tan poco se le parecían. He aquí un tema psicológico que abandono a la meditación de los filósofos, porque yo, no tengo tiempo para profundizarlo; señalo el hecho, saludo a la filosofía y paso.

Después, haciendo un esfuerzo sobre sus callos, se volvió prontamente y fue a recoger del foro al autor de la música, un hombrecillo regordete, que se presentó con los pelos tiesos como un aparecido. El público rompió a aplaudir calurosamente al verlos cogidos de la mano.

El cura no contestó. Estaba leyendo un papel. Era un hombre regordete, más bajo que alto, de tipo insignificante, de unos treinta y tantos años. Lo único que le daba carácter era la mirada, amenazadora, oblicua y dura. Al cabo de algunos minutos, el cura levantó la vista y dijo: Buenas noches. Luego siguió leyendo. Había en todo aquello algo ensayado para infundir terror.

La niña levantó nuevamente su regordete y blanco brazo, cuyo seductor contorno realzaba un brazalete modelo, chillón y macizo regalo de uno de sus más humildes admiradores, que llevaba gracias a la solemnidad del día. Reinó un silencio sepulcral.