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Todos es preciso convengan en que esta provincia es fertilísima, no tan solamente en los frutos para su consumo, sino también en otros comerciables; que sus habitadores todos trabajan, y fuera del grosero alimento es poco lo que gastan y es casi nada lo que les sobra, cuando en otras partes, en trabajando la sexta u octava parte de los hombres en la agricultura, hay para proveer a todos de alimento con abundancia; y con la mitad de los demás, que se apliquen a las artes y oficios, brilla el lujo, como se ve en las ciudades, quedando los restantes sin ocupaciones, de aquellas que aumentan los frutos y efectos.

Llegaron por fin á una nación no conocida, cuyos indios parecían de buenos naturales, y eran de hermosos rostros y de buena estatura; las indias tan blancas, que parecían españolas; tenían crías de yeguas y muchas ovejas, de cuya lana hacen muy buenos tejidos; los caballos eran sin número. La tierra fertilísima, en que tienen labranzas de los frutos del país.

Como base principal de su fortuna figuraban las extensas haciendas que poseía, desde los tiempos de la conquista, en el hoy denominado Estado de Morelos, comarca fertilísima, en donde se cultiva con preferencia la caña de azúcar.

Un antiquísimo y largo puente de mampostería, de quince arcos, muy descuidado, da acceso á la ciudad de Andújar, situada á la márgen derecha del Guadalquivir, en el centro de una hermosa y fertilísima llanura toda cultivada. Algun esmero en la conservacion de las arboledas y los huertos cercanos indica un cierto grado de progreso en los vecinos.

Aunque todo el país se ve completamente cultivado y bellísimo, y de trecho en trecho se ven ricas dehesas pobladas de rebaños, nada llama tanto la atencion en esa fertilísima comarca como los olivares, verdaderamente prodigiosos. Se andan leguas y leguas y la carretera cruza siempre por en medio de plantaciones de ese género que parecen infinitas.

Pero el general no le atendió, y con buenas palabras por el camino derecho, que quiso y que no quiso el cacique, se entró al pueblo, en que habia muchas gallinas, gansos, ciervos, ovejas, avestruces, papagallos, conejos y otros semejantes; mucho maiz y raices, de que es fertilísima aquella tierra: pero muy falta de agua, y de plata y oro, por el cual no nos atrevimos á preguntar; porque las demas naciones por donde habiamos de pasar, no supieran lo que apetecíamos, y huyesen.

Esta cualidad, fertilísima, omnímoda y preexcelente dentro del libro, se transforma en enemiga tenaz, á veces invencible, del novelista, cuando éste, sin verdadera vocación, y atraído sólo por las ganancias pingües que suele reportar el teatro á sus mantenedores, trata de encerrar las frondosidades de su fantasía dentro de los prietos moldes de la comedia.