Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 3 de julio de 2025


A los diecisiete años, qué diablo, me enamoré de Valentina y fui menos práctico que Martín; lo confieso. Los libros de estudio no me atraían mucho; leía a Lord Byron y a Musset; las Horas de Ocio y la Confesión d'un enfant du Siècle me montaron la cabeza y me enfermaron el corazón. Le hice versos a Valentina y asistía a oír la lección de matemáticas como quien asiste a un entierro.

Oh malheureux enfant, je vous mettrai en cachotEra delicioso oírle pronunciar el francés. «Tenía razón la pobrecita concluía riendo , porque yo era un bicharraquillo muy maloEn aquellas noches me enteró también de los pormenores de su profesión. Estaba tan aburrida en casa, que resolvió volverse al convento. No quería, sin embargo, profesar.

Corríase también que aquel lion, a pesar de su edad, había sido el enfant gaté y el bon papá de esas famosas golondrinas que vuelan en invierno a mediodía en sus carretelas por el Bois, custodiadas por un lacayo impertinente y acompañadas por perros microscópicos de esas razas artificiales con que el sibaritismo parisiense falsifica las nobles obras del Creador.

Más tarde se había enterado de que se había hecho monja por unos amores desgraciados. Además de esta, pintábame con gracia el tipo de otras hermanas que había tenido por profesoras. Había una, francesa también, llamada la hermana Saint-Etienne, a quien remedaba con singular donaire: «Oh, silence, enfant!

Palabra del Dia

accidents

Otros Mirando