United States or Guinea-Bissau ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al tiempo que regresaban las dos familias, desde las Filas a la calle Mayor, la señora de Sobrado meditaba una épica pequeñez, una tontería trascendental y feroz que le sirviese para dar despachaderas a las de García y quedarse sola con sus hijas.

Si por acaso estaba en la mesa el gordo Arnaiz, se permitía algunas cuchufletas de buen género sobre aquellos antiquísimos estilos de santidad, consistentes en no comer. «Lo que entra por la boca no daña al alma. Lo ha dicho San Francisco de Sales nada menos». La de Pacheco, que tenía buenas despachaderas, no se quedaba callada, y respondía con donaire a todas las bromas sin enojarse nunca.

Todas las que presenciaron la indirecta que les echó la señora, la celebraron mucho, diciéndole doña Lupe al pasar a la sala: «Vaya unas despachaderas que tiene usted, amiga mía. Eso se llama carácter».

No cuadró que yo se la pidiese.... Una vez, con disimulo, le indiqué algo.... ¡Si no fuese por la familia! ¡La madre, sobre todo, que es así! Y Amparo cerraba el puño. ¡Bah! Ve tomando paciencia once añitos, como yo.... ¡Y si después lo consigues!... No, pues si no quiere casarse... me parece que le doy despachaderas.

En cuanto note algo, se le ha de ocurrir sin que yo se lo sople al oído, pues no soy quién para aconsejar a mi padre. ¡Caramba! Lo dices de un modo..., ¡como si fuese cuestión de vida o muerte! Pues así. Marchóse con estas despachaderas el marqués, y a la hora de la cena estuvo taciturno y metido en , haciendo caso omiso de las zalamerías de Rita.