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Actualizado: 4 de junio de 2025
Acabó el renacimiento griego de mas de dos siglos fomentado por los Umeyas; desfalleció el genio árabe del Asia, y el astro de la cultura cordobesa llegó á su ocaso. ¡Cuán cierto era que el altivo Cástor musulman no estaba dotado del aliento divino que ahora mas que nunca empezaba á revelar el Pólux cristiano!
La cordobesa, sea de la clase que sea, es todo corazón y ternura: pero sin el sentimentalismo falso y de alquimia que ha venido de extranjis. Su Carmen es el tipo ideal de la humilde y baja de condición, aunque sublime por el alma.
Muy de maravillar y muy digna de alabanza es esta fidelidad resignada de la cordobesa. No negaré, con todo, que a veces agota la cordobesa la resignación y rompe el freno de la paciencia. Entonces estallan los celos como una tempestad.
Hombre hay que ni para dormir se le quita, trayéndole hacia la cara para defenderla del sol o de la luz, si duerme la siesta al aire libre; así como se le lleva hacia el morrillo o cogote, sosteniéndole con la mano, para saludar a las personas que más respeto y acatamiento le merecen. Pero volvamos a nuestra cordobesa. Pobre o rica se esmera, como he dicho, en la casa.
Palabra del Dia
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