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Actualizado: 26 de junio de 2025


La casualidad quiso que tuviese al día siguiente que renovar la escritura de un arriendo considerable. Esta operación se negociaba con un paisano viejo y muy astuto, á quien, sin embargo, conseguí ofuscar con algunos términos de jurisprudencia, diestramente combinados con las reservas de una prudente diplomacia.

Como algunas cabañas no tienen pasto bastante en los puertos que disfrutan por derecho propio, los Concejos á que aquéllas pertenecen toman en arriendo otros por un tiempo determinado, pero con formalidades y garantías harto modernas y prosaicas, y á pagar en moneda sonante.

En el pueblo, «ir al Molinolo mismo significaba ir efectivamente a tal sitio que a la casa de Tomás. Las tierras que éste cultivaba, el molino, la casa misma que habitaba, no le pertenecían: todo lo llevaba en arriendo, como su padre y su abuelo.

Lo mejor en estos casos para hacerse cargo del asunto es verlo por propio. ¡Al que se meta contigo no le arriendo la ganancia!... La verdad es que, bien mirado, una niña de catorce años no tiene derecho a poseer unos brazos como esos. Marta suspendió su obra para reír. ¡Jesús, qué pesadísimo eres, criatura; no se te puede sufrir!

Además de este natural afecto, el buen hombre sentía otros: amaba, en primer término, a su prima, la anciana labradora que tenía en arriendo «El Encinar», Catalina Lefèvre, y a su hijo Gaspar, que había entrado en quinta aquel año, un buen muchacho, novio de Luisa y cuyo regreso esperaba la familia cuando la campaña terminase.

Váyase usted a correr aventuras, deshonre a su marido, perturbe dos matrimonios; ya vendrá, ya vendrá el estallido. No le arriendo la ganancia. El amancebamiento ahora, después la prostitución, el abismo. , ahí lo tiene usted, mírelo abierto ya, con su boca negra, más fea que la boca de un dragón.

Ya vendrá, que lo están haciendo de Madrid á Francia, y la máquina nos pasará por entre las barbas, como, quien dice. Pues no les arriendo las ganancias á los posaderos y muleteros. El mayoral de la otra casa hará sacristan si quiere yantar judías y buen tocino. Quién dijo tal! Usté no entiende el cuento. Pero si todo pasará tan de ligero, quién se ha de apear en Guadarrama!

Palabra del Dia

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