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Actualizado: 21 de mayo de 2025


El viejo Martínez, después de retirado del comercio, había tenido quiebras en su fortuna, consistente en acciones de una fábrica de pólvora que sufrieron depreciación, y en valores del Estado. Sólo les dejó una renta de siete a ocho mil pesetas. Con ella vivían los tres con economía, pero sin faltarles lo necesario, en un cuarto segundo de la calle de Gravina.

Miguel adivinó junto á ella la potencia demoniaca de las horas inolvidables, la que proporciona á los artistas el acorde maestro, la palabra luminosa, la pincelada suprema; la que sugiere la matanza final en las batallas ó la astucia decisiva en los negocios acompañados de quiebras y suicidios. Se había lanzado al gran juego.

Pero desconoce el detalle, el estado en que se encuentra lo que queda de ellos; porque, si se me permite manifestarlo, los gastos de la casa y las quiebras habidas en ciertos negocios no han guardado la debida proporción con la merma de los haberes.

Sentáronse los tres en sillas de lustrosa madera, y doña Manuela, por costumbre, habló de los negocios y de lo malos que estaban los tiempos; eterno tema alrededor del cual giran todas las conversaciones de una tienda. Don Antonio sacaba a luz todo un arsenal de afirmaciones que, a fuerza de repetidas, habían pasado a ser lugares comunes. Mal iba todo, y la culpa la tenía el gobierno, un puñado de ladrones que no se preocupaban de la suerte del país. En otros tiempos se vendía bien el vino, tenían dinero los del arroz, y el comercio daba gusto.... ¡Santo cielo! ¡Pensar el paño negro y fino que él había vendido a la gente de la Ribera, las mantas que despachaba, los mantones y pañuelos que se habían empaquetado sobre aquel mostrador...! ¡Y todos pagaban en oro...! Pero ahora, ¡las cosechas no tenían salida, no había dinero, el comercio iba de mal en peor y las quiebras eran frecuentes!

En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo.

Casi al salir de Reinosa comienza un admirable laberinto de colinas y cerros de encanto sin igual, que se destacan ya abruptos, ya redondos, ya en planos inclinados, produciendo una infinidad de quiebras ó profundas ramblas por cuyas faldas y honduras va caracoleando la carretera, llevando al viajero de sorpresa en sorpresa.

Fuerza es, decia, que hayan los hombres estragado algo la naturaleza, porque no naciéron lobos, y se han convertido en lobos. Dios no les dió ni cañones de veinte y quatro, ni bayonetas, y ellos para destruirse han fraguado bayonetas y cañones. Tambien pudiera mentar las quiebras, y la justicia que embarga los bienes de los fallidos para frustrar á los acreedores.

Todos estos rios, excepto el Tercero, se vuelven salados á pocas leguas despues de pasar por las quiebras de las montañas de Córdoba, y aquellas llanuras se disminuyen, por la sequedad del suelo arenisco, y se estancan, ó se pierden finalmente en alguna laguna.

Palabra del Dia

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