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4 Los carros del Faraón y a su ejército echó en el mar; y sus escogidos príncipes fueron hundidos en el mar Bermejo. 6 Tu diestra, oh SE

3 Y apareció otra señal en el cielo: y he aquí un grande dragón bermejo, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas. 4 Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las echó en tierra. Y el dragón se paró delante de la mujer que estaba de parto, a fin de devorar a su hijo cuando hubiese nacido.

26 Hizo también el rey Salomón navíos en Ezión-geber, que es junto a Elot en la ribera del mar Bermejo, en la tierra de Edom. 27 Y envió Hiram en ellos a sus siervos, marineros y diestros en el mar, con los siervos de Salomón; 28 los cuales fueron a Ofir, y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos, y lo trajeron al rey Salomón.

16 mas subiendo Israel de Egipto, anduvo por el desierto hasta el mar Bermejo, y llegó a Cades. 17 Entonces Israel envió embajadores al rey de Edom, diciendo: Yo te ruego que me dejes pasar por tu tierra. Mas el rey de Edom no los escuchó.

A las ocho del dia llegué al Rio de Tarija, que por el poniente se incorpora con el de Jujuy, que viene del S. En estas juntas hace una anchurosa playa el rio, que al lado del S está poblada de sauces y cañaverales: al lado del N es monte alto: aquì se acaban los montes, y desde aquí se llama este rio el Bermejo, ó Colorado.

Desde el Fuerte de Nuestra Señora de las Angustias de Centa, hasta las juntas de dicho rio con el de Tarija, por agua 3 leguas, por tierra 2; y de estas á las juntas del de Jujuy, por agua 26 leguas. Juntos los referidos rios, que desde aquí se llaman el Bermejo, hasta el nuevo pueblo de San Bernardo el Vertiz, y el de Dolores de Santiago, hay por agua 222 leguas, y por tierra 115.

Y yo iba pensando con una tristeza tan pálida como aquel cielo asiático de octubre, en dos lágrimas redonditas que al partir vi brillar en los ojos negros de la generala. La tarde declinaba y el sol descendía bermejo como un escudo de metal candente, cuando llegamos a Tien-Hó. Las negras murallas de la ciudad se alzan al Sur, al pie de un torrente que ruge entre rocas.