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Actualizado: 25 de julio de 2025
Con un rápido movimiento del compás trazó Tapón una esfera limpia y correcta, con la luna en su plenilunio. ¡Magnífico!... Redonda era como el mundo... Parecía una carita... ¡Justo!..., una carita... Igual, idéntica a la de madame Dous, la tendera que vendía pelotas en los portales de Bayona. ¡Qué casualidad!... Tapón marcó con mucha habilidad dos puntos para tomar los radios con que había de trazar dos arcos que se cortasen, y se afirmó en su creencia... Aquellos dos puntitos parecían, sin duda alguna, los ojos de madame Dous, redondos, pequeños, abiertos como con un punzón... El parecido era exacto: tan sólo le faltaba el moñito en lo alto de la cabeza, y para que nada le faltase, pintó Tapón a la esfera un moñito en la parte superior; dibujóle luego unas narices en el punto en que debieron encontrarse los dos malogrados arcos, púsole por debajo una boca bigotuda, añadióle después dos orejas con pendientes, y en menos de un cuarto de hora encontró la cara de madame Dous, en vez de encontrar el radio de la esfera.
Las obras de algunos de los más notables, fueron coleccionadas por Alfonso Lopes da Acosta, y como primera parte dos autos é comedias portuguesas, Lisboa, por Andre Lobato, 1587 4.º Este libro, una de las rarezas bibliográficas más buscadas, contiene los autos Do Ave María, Do Procurador, Do Dezembargado, Dos Dous hirmaós Do Cioso, Do Mouro encantado, Dos Camtarinhos, de Antonio Prestes, de Santarem; el auto de Rodrigo é Mendo de Jorge Vinto, Os Amphitrytes y Filidemo de Luis de Camöens, el auto Do Físico, de Jerónimo Ryveiro Soarez, y la Cena Feliciana, de Enrique López.
Palabra del Dia
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