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Al gobernador de los pueblos le ponen en la iglesia silla, tapete y almohada, y se le guardan por los curas todas las preeminencias que disponen las leyes se guarden a los gobernadores los días de funciones clásicas, y en que asisten religiosos de otros pueblos.

En todos los países del mundo, las instituciones, los sistemas, las leyes, asisten al entierro de generaciones y generaciones. Aquí una generacion asiste al entierro de muchas leyes, de muchos sistemas, de muchas y encontradas instituciones.

Los famosos jardines parisienses de Mabille son muchos más espléndidos que los de la calle de Vargas; el lujo de las mujeres que en aquéllos bailan, quizá es más deslumbrante que el de las que asisten á éstos; pero ¡qué diferencia entre el efecto que en el ánimo produce la contemplación de uno y de otro cuadro!

La música la seguiremos oyendo, pues asisten las de los dos gremios, y mientras la una toca, la otra come ó fuma, y esto de amanecer á amanecer.

Me hará grandísimo favor si puede utilizarlo aquí y probablemente le salvará la vida, que en la actualidad está amenazada, gracias a los miembros más jóvenes de su cristiana y altamente civilizada raza, que asisten en San Francisco a los modernos e instructivos colegios.

Aunque dichas naciones tengan entre continuas disputas y desavenencias, muchas veces se juntan contra los españoles, eligiendo un Apo, ó Capitan General otras. Cada nacion hace la guerra por si misma. En las guerras con los españoles de Buenos Aires, los Moluches asisten en calidad de auxiliares, siendo elegidos sus gefes de entre los Puelches, porque conocen mejor el pais.

Esta apología dice así: «Se ha suscitado la cuestión de si escandalizan los frailes que asisten á la representación de las comedias. Parécemelo, sin duda, siempre que veo hábitos de religiosos en los teatros, confundidos con el público.

Si ellas asisten, las demás, las de reata, vendrán de fijo, malgré todos los jesuitas y padres descalzos del mundo. ¡Magnífico! ¡Magnífico! Pues nada, a trabajar, a trabajar. Cada cual ofreció traer a quien pudiera. Don Víctor, a quien otra pulla de Foja había picado mucho, no pudo menos de decir: Yo, señores... respondo de traer a mi mujer. Esa no baila pero hace bulto.

También asisten a las carreras dos miembros de nuestro flamante gobierno, en representación, según me dicen, del excelentísimo señor Presidente de la República, hombre poco dado a lo ostentatorio de los grandes festivales, sobrio en sus costumbres, un tanto cartujas.

Quizá le organice un banquete íntimo para celebrar sus triunfos universitarios, banquete al que asisten jóvenes muy conocidos, aunque estudian poco. No solo por estudiar son conocidas las personas.