Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 25 de mayo de 2025


Cuando Quilito entró, Jacinto en el sofá leía un periódico, y encaramado sobre un banco, escribía un joven muy rubio, casi albino, el socio, o la compañía de que hablaba el letrero.

No me dirá usted que soy yo el responsable de semejante ruina. Los ojos de albino de míster Robert relampaguearon.

A pesar de su carácter blando, el inglés tenía sus cuartos de hora de mal humor, y nada le incomodaba más que encontrar una cosa fuera de su sitio, o no encontrarla en ninguna parte: entrecerrando sus ojos de albino, como un murciélago a quien daña la luz, se revolvía en su banco de patas largas, buscando en los cajones, palpando sobre la mesa; convencido de la inutilidad de sus pesquisas, miraba al escribiente, como si quisiera devorarle, pero no decía nada, porque guardaba sus sentimientos y sus pasiones bajo la llave de la reflexión, tan bien, como los objetos de su escritorio.

Por su delgadez parecía montado en alambres; tan rubio, que casi daba en albino; el cuello largo como el de las girafas, y con una nuez... Miguel no había visto jamás nuez tan desmesurada: de todo el individuo era lo que preferentemente llamaba su atención. Vino el mozo con el servicio y los cigarros. Utrilla, que así se llamaba el cadete, se empeñaba en que Miguel escogiese uno.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando