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Atualizado: 25 de junho de 2025
Este he gentil disparate. Pues mas le digo daqui, Que vengo huyendo de mí, Porque yo mismo no me mate. Erão dous, ou era hum só, Quem te fez assi fugir?
Nunca queira Deos que possa Achar-se na minha honra Nenhuma falta nem mossa: Seja isto doudice vossa, Antes que minha deshonra. Bien lo supe yo entender, Que era esto encantaciones; Y ahora me habrá de crer Que dos Sóseas puede haber, Pues hay dos Amphitriones. Com me quererdes tentar Tão torvada me fizestes, Que me não pôde lembrar Que vos mandasse mostrar A copa que me hontem déstes. Eu? copa?
Qué buscas cabe esa puerta, Hombre? Sé que eres ladron. Ay que el alma tengo muerta! Oh Júpiter me convierta Las tripas en corazon! Quien eres? quieres hablar? Soy quien mi voluntad quiere. Piensas que puedas burlar? Y tú puédesme quitar Que yo sea quien quisiere? Osas hablar tan osado, Don vellaco bovarron? Dí, quien eres? Un criado Del Señor Amphitrion, Por nombre Sósea llamado.
Esta parodia chegou a alcançar certa celebridade, ainda que até agora nunca fosse impressa. Yo, quando en mi mocedad atendia á esto, bolvi tambien algunas, de que se me acuerdan los primeros quatro versos de la 90 del canto 5.^o, que son: Da boca de facundo capitão, &c.
Si me dás por la verdad, Que me harás por la mentira? Y qué verdad es la tuya? Que te quiero dar castigo. Si no soy Sósea que digo, Que Júpiter me destruya. Mirad el falso enemigo: Tomad este bofeton, Que yo soy Sósea, y no vos. Tu Sósea? Sósea por Dios, Escravo de Amphitrion. De modo que tiene dos? No tendrá, aunque tú quieres; Que á mi solo conoció. Pues luego de quien soy yo?
Nova pausa, de eloqùente silêncio agora, e logo ela, còrando, a segredar docemente: Es que yo no podia pasar asi todas las noches, sin verlo... Com efeito! exclamou o Silveira, numa fatuìdade sorridente. La culpa es toda suya, ya vé...
¡Ai! ¡no me dejes nunca! Aden ¿Yo dejarte? ¿Y para qué, y porque?! tu mi querida! ¿Ni como, aunc quisiera abandonarte Juntos tu y yo lanzados en la vida? Espronceda. Fazia tristeza e saudade a formosa lua de uma noite de agosto n'aquelles olorosos jardins do Candal.
E ela, cândidamente, com um pêso de vergonhoso embaraço a velar-lhe as palavras e a abater-lhe as pálpebras: Yo andaba buscando una tropilla de cabras que se me ha extraviado, cuando ese gringo... Pobresita!
Luísa ergueu para o seu áspero censor os grandes olhos, repassados de piedade, e após uns segundos de embaraço, naturalmente: Yo cambié de domicilio. O quê!? Deixaste essa bôa casa de Tucumán? Que fizeste tu por lá? Yo nada, señor. Puseram-te na rua?
E como aquelle, que se em tal êrro cahisse, não queria ser convertido em tão baixo animal e tão nojoso, dizia a sua letra assi em Castelhano: Si yo desobedeciere Á tu deidad santa y pura, En al mudes mi figura. Alguns praguentos quizerão dizer que esta letra era maliciosa, e que não queria dizer tanto desejar este galante de ser mudado em al, como que desejava almudes deste licor.
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