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Actualizado: 12 de julio de 2025
Creo que le hubieran obedecido, a no haberse elevado en aquel preciso momento súbito y lejano rumor, como de gritos y golpes dados al lado opuesto del castillo. El corazón me saltó en el pecho. Era sin duda mi gente, que por fortuna desobedecía mis órdenes y venía en mi busca. Las voces continuaban, pero la atención de todos los presentes se fijó por entonces en una aparición inesperada.
Acaso con el tiempo Osuna se convencería, le tocaría Dios en el corazón y podría realizarse con su anuencia lo que tanto anhelaba. Obdulia no quiso escucharle. Había padecido ya demasiado. Dios no podía querer que obedeciese a un padre tirano y cruel que desobedecía él mismo las leyes divinas poniendo trabas a la salvación de una hija.
San Martín peleó muy bien en la batalla de Bailén, y lo hicieron teniente coronel. Hablaba poco: parecía de acero: miraba como un águila: nadie lo desobedecía su caballo iba y venía por el campo de pelea, como el rayo por el aire.
Es que ella sabía que los muertos se levantan como ánimas en pena cuando no tienen una cruz sobre su tumba, y temía a las ánimas en pena casi tanto como al Chucro... Extrañando que se retardara tanto afuera, el Chucro salió del rancho a buscarla... La halló de rodillas colocando su cruz al comisario. ¡Era la primera vez que Pepa le desobedecía!
Palabra del Dia
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