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DOÑA MATILDE. No.... .... ¡Válgame Dios, qué desgraciada soy! BRUNO. ¡Desgraciada! ¿Qué dice usted? DOÑA MATILDE. ¡Oh, muy desgraciada, muy desgraciada! BRUNO. Pues señor, ¿qué ha sucedido? acaso su papá de usted....

D. Pedro. DOÑA MATILDE. Si la cebolla no me recordara siempre que la como ... luego, Eduardo, hazte cargo ... ¿podemos acaso desairar a papá cuando se muestra tan bondadoso? DON EDUARDO. Según eso te resignarías y.... DOÑA MATILDE. ¿Qué hemos de hacer?

La atracción y simpatía entre el hombre y la mujer nace precisamente de la oposición del sexo: si no hubiera más que puramente hombres o puramente mujeres, acaso sería posible pensar que se destruirían porque no tendría objeto la vida ni la especie humana se reproduciría. De modo que en el interés de un sexo está el no destruir al otro sexo.

DOÑA MATILDE. ¿Pero qué sabe usted? DON PEDRO. Mil cosas ... en primer lugar que tu D. Eduardo no tiene un ochavo. DOÑA MATILDE. ¿Y ése es acaso gran defecto?

DOÑA MATILDE. ¿Acabaste? BRUNO. No señora, porque es muy malo, muy malo leer en la cama.... DOÑA MATILDE. ¡Aprieta! ¿Y no ha venido nadie? BRUNO. Nadie ... ah, , vino el aguador con su esportilla y su.... DOÑA MATILDE. ¿Qué tengo yo que ver con el aguador ni con su esportilla? BRUNO. ¿Esperaba usted acaso otra visita a las siete de la mañana?

¿Quién no admite que la mujer tiene deberes para su hogar, su esposo e hijos que debe cumplir ordinariamente con preferencia a cualesquiera otros deberes? Pero, ¿excluye eso, acaso, el cumplimiento de otros deberes para con Dios, para con el prójimo y para con el Estado?

¿Cuando ha inspirado la mujer mayor respeto al hombre sino cuando la ha visto instruida y educada a su altura en los colegios y universidades? ¿Antes, cuando la mujer permanecía en estado de ignorancia era acaso más respetada que ahora?

DOÑA MATILDE. Me parece mejor que intercale usted entre la segunda y la tercera un gran suspiro para que no sea tan fácil el que yo pueda equivocarme, si acaso hubiera otra intriga amorosa en la calle. DON EDUARDO. Observación muy prudente ... suspiraré entre la segunda y la tercera.