maleada

Actualizado: 11 de julio de 2025

Pero Rubín se puso a hablar con Feijoo, que le preguntaba por aquel inexplicable casamiento de su hermano con una mujer maleada. Don Basilio pegó la hebra con los curas de tropa y con Nicolás Rubín. En aquel círculo le hacían más caso que en el suyo, y se despachaba más a su gusto.

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Don Juan decidió poner en práctica uno de sus más profundos axiomas, que dice: «Conviene a veces, para lograr una mujer buena, utilizar los servicios de otra maleada». No se crea por esto que pensó en recurrir a ninguna corredora de alhajas, prendera a domicilio, o cualquiera otra congénere de la famosa vieja que perdió a Melibea: no buscó quien hiciese de demonio tentador, sino simplemente quien le despejase el camino.

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