infatigablemente

Actualizado: 17 de mayo de 2025

Detrás de una de ellas, al lado izquierdo del pasillo, oyeron un ruido seco y monótono; el loco que llamaba a las puertas se entregaba infatigablemente a su ocupación predilecta. ¡Llama! dijo Pomerantzev a San Nicolás, sin levantar la cabeza. ¡Llama! respondió el otro, sin levantar la cabeza tampoco. ¡Muy bien! ¡Sí, muy bien! confirmó San Nicolás.

Leonid Nikolayevich Andreyev - Los espectros : Novelas breves