United States or Venezuela ? Vote for the TOP Country of the Week !


Yo no quise, ni pude decir esto al Conde, y esto hubiera sido menester decirle, aunque atenuado con rodeos y primores de estilo. Por no decirle esto, porque me repugnaba decírselo, y porque le amaba, me he rendido sin condiciones, le he abandonado mi alma y mi vida.

A veces iba a escuras, y a veces sin luz, pero ninguna vez sin miedo.

Este es acaso nuestro estado, y éste a nuestro entender el origen de la fatuidad que en nuestra juventud se observa: el medio saber reina entre nosotros; no conocemos el bien, pero sabemos que existe y que podemos llegar a poseerle, si bien sin imaginar aún el cómo.

La catedral es, sin disputa, uno de las mas grandiosos templos católicos de Europa. Todo es allí gigantesco, severo y sombrío, como las mas típicas catedrales góticas.

Los popes de negras túnicas y sombreros de copa sin alas transcurrían por las calles junto á los sacerdotes católicos ó al rabino de luenga hopalanda. En las afueras se veían hombres casi desnudos, sin otro traje que una zamarra de pieles, guiando rebaños de cerdos, lo mismo que los pastores de la Odisea.

¡Eh! ¡atrás! ¡no se pasa! dijo nuestro forastero, echando al aire la daga y la espada. El que venía hizo un movimiento igual, y sin decir una palabra, embistió al joven.

¿De qué sirve que, perla de virginal pureza, luzcas en tu blancura la riqueza oriental, si toda tu hermosura, si toda tu belleza, en mortíferos hierros de sin igual dureza engastan los tiranos, gozándose en tu mal?

Hasta entonces había permanecido mudo, en una butaca vieja, cuyas crines por innumerables agujeros se salían: allí estaba, con aspecto de esfinge, acentuado por la singular expresión de su rostro severo. Creo que ha llegado la ocasión de describir á este personaje, el más importante sin duda de los cuatro, y voy á hacerlo.

El príncipe sintió lastima por estos pigmeos. ¡Desdichados! Se preparaban á jugar, á encerrarse entre paredes, bajo la luz artificial, sin otra ilusión que la del dinero. A él le esperaba algo mejor: iba á conocer por unas horas la única embriaguez interesante de nuestra existencia.

Un yerno empingorotado fue desde entonces anhelo perenne del antiguo lonjista. Ni eran estas las únicas flaquezas y manías del señor Joaquín. Otras tuvo, que descubriremos sin miramientos de ninguna especie.