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Quiso renovar la prueba en los días siguientes; pero no obtuvo ninguna ventaja, y si consiguió dos o tres veces en otros asaltos consecutivos, hacer sentir el botón de su florete al señor de Sontis, todos creyeron ver en ello un acto de deferencia por parte del joven. Las mujeres gustan de los valientes y victoriosos.

Fuerte en la conciencia de su triunfo presente, Jacinta empezó a sentir el desconsuelo de no someter también el pasado de su marido, haciéndose dueña de cuanto este había sentido y pensado antes de casarse. Como de aquella acción pretérita sólo tenía leves indicios, despertáronse en ella curiosidades que la inquietaban.

Me alegro mucho de haberle hecho sentir la hermosura de esa pieza musical. Este nocturno es apropiado al momento presente. Siempre trato de establecer armonías entre el tiempo, mis pensamientos y las cosas. ¿Quiere usted que continuemos en esta nota? Hablemos seriamente, esto no nos sucede frecuentemente, y hoy tengo pocas ganas de divertirme. ¡Me da usted miedo!

Señor Fabrice le replicó aquélla bajando la voz y con una energía extraordinaria , no importaría nada ser sólo desgraciada... Lo que es terrible es sentir cómo va una volviéndose perversa. Y se dirigió casi corriendo hacia el castillo.

Contemplo, con la satisfacción de un privilegiado, á la muchedumbre desheredada que se desliza en la penumbra lanzando miradas codiciosas al banco. El reposo me hace sentir todo el peso de la fatiga anterior. Reconozco que si los hulanos apareciesen de pronto trotando por el centro de la calle, no me movería. Una pierna me transmite su calor á través de una tenue faldamenta de verano.

Al sentir el tibio contacto de la carne del joven, aquella mano tembló levemente; mas no dejó de seguir con firmeza su tarea. ¿Buen pecho, eh? dijo él con afectado desenfado, para ocultar el embarazo que a ambos dominaba. Tampoco respondió Cecilia. No creas que es todo natural. Estos brazos y este pecho me los hice remando en el Támesis. ¿Remando? , remando.

Aunque se defendiese contra ella, el P. Gil no podía menos de sentir cada día más afición a este desgraciado. Una mañana departían los dos en el gabinete de la torre que servía de despacho y biblioteca. D. Álvaro había pasado toda la noche tosiendo. Estaba fatigado, molido. Al cabo de un rato cerró los ojos y se quedó traspuesto en la butaca.

Juntas, no tienen más fin que el de presentar un estado de alma; separadas, no tienen más objeto que regocijar al lector ó hacerle sentir la angustia de lo histórico....

En lo más íntimo de su alma caviló mucho Poldy sobre todo esto, y urdió y tejió infinidad de historias, en su sentir bellísimas, con las que ella se deleitaba en secreto sin comunicárselas a nadie, ni siquiera a la anciana institutriz Justina que era su confidente. Engolfadísimo en sus estudios, el Conde Enrique no tenía voluntad ni entendimiento sino para continuarlos.

Un hecho nuevo, una nueva emocion, un nuevo trabajo, el jornal de otro dia; el plato de hoy; quizás una emocion contraria, acaso el plato que le envenena; pero la ley es devorar, la necesidad es sentir lo que no se ha sentido; la pasion es no envejecer en una idea, en un sentimiento, en una institucion: hoy una institucion, otro dia la contraria.