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El militar se arroja de mal humor en el cabriolé, entre un francés que le pregunta: ¿Tendremos ladrones? y un fraile corpulento, que con arreglo a su voto de humildad y de penitencia, va a viajar en estos carruajes tan incómodos.

10 Y llevarán su maldad, como la maldad del que pregunta, así será la maldad del profeta; 12 Y vino Palabra del SE

Pasa el umbral.... No, no es aquí, dijo en sus adentros la verdulera. En este patio hay coches, veo lacayos, escudos de armas ... no, no es esta la casa de mi pobre señor Alfonso de Lamartine. Pregunta á los vecinos, y todos la aseguran que aquella es la casa del poeta.

Si por ejemplo se nos pregunta lo que entendemos por substancia, por modificacion, por causa, por efecto, lo explicamos uniendo á la idea de ser, la de subsistencia ó de inherencia, la de fuerza productiva, ó de cosa producida; pero el ser, nos es imposible explicarlo de otra manera que por mismo.

»A pesar mío, mis ojos vertían abundantes lágrimas, y una incertidumbre angustiosa agitaba y oprimía mi corazón. »¿La noche que debía usted bendecir nuestra unión le dije, se alejó de nosotros voluntariamente o se le obligó a dejarnos? »No, lo hizo por mismo, obligado solamente por el honor, por el deber. »Una pregunta más, Teobaldo: ¿en su lugar, hubiera usted hecho lo mismo? », señora.

La mitad de la culpa por lo menos la tendrá usted, señor marqués exclamó . ¿Quiere usted hacerme favor de un cigarrito? Al ofrecer la petaca abierta, don Pedro hizo una pregunta. Máximo recobró la seriedad para contestarla. Yo no he dicho tanto como eso.... Me parece que no.

Y no fué una pregunta ociosa la que hizo, sino que, en aquel momento, así lo sentía; porque era tal la maravillosa inteligencia de Perla, que su madre hasta llegaba á imaginarse que la niña conocía la secreta historia de su existencia y se la revelaría ahora. ; yo soy tu pequeña Perla, repitió la niña continuando sus cabriolas.

Todo lo que me gusta a le gusta a Luis: nuestro acuerdo respecto a las cosas del arte y del pensamiento continua en lo relativo a la vida. »Papá me pregunta si estoy contenta: yo doy gracias al Señor, de la felicidad que me acuerda. Que nos acuerda: él no quiere creer en lo que ha sucedido. La idea de que casándome pudiera sentirme desgraciada, era su tormento.

Va á la cuadra, hace limpiar al Gallardo, su caballo tordo, preside al acto solemne de enjaezarlo, y después entra de nuevo en casa y prepara con gran cuidado las alforjas. En el corazón magnánimo de D.ª Robustiana se cuela de rondón una extraña inquietud que le quita el aliento para tomar el chocolate habitual. Pregunta con voz trémula á su marido si necesita alguna vitualla.

A esta pregunta creo sin duda, que perdí la color del rostro, porque en un instante imaginé y dixe entre : si es este alguno de los poetas que puse, ó dexé de poner en mi Viage, y viene ahora á darme el pago que él se imagina se me debe? Pero sacando fuerzas de flaqueza, le respondí: yo, señor, soy el mesmo que vm. dice: qué es lo que se me manda?