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En rústica, 5 pesetas; en tela, 7. DE ESTA COLECCIÓN HA PUBLICADO CALPE LAS SIGUIENTES OBRAS, DE PALPITANTE INTER

Sin embargo, como lo primero es el partido, voté. Luego tuve que ir al Círculo para buscar a uno. ¿Jugaste? Poco: hasta las siete. ¿Y qué tal? Medianamente; gané mil pesetas. Pues me vienen al pelo.

Es como si para remediar la injusticia social iniciase el sacrificio uno que sólo tuviese unos cuantos miles de pesetas, renunciando a ellas.... Tras un largo silencio, Gabriel habló con dulzura, en vista del gesto irónico y casi agresivo del cadete. A usted le duelen indudablemente mis afirmaciones.

Que se abra esa suscripción dijo uno . Yo doy dos pesetas. Que se abra... Yo no doy nada dijo otro. Pensé que todo aquello era pura broma. Así que mi estupor fue grande cuando observé que, efectivamente, a presencia de todos, se recogía el dinero.

PROBLEMAS CONTEMPORÁNEOS, por D. Antonio Cánovas del Castillo. Dos tomos, con el retrato del Autor, 10 pesetas. Ejemplares especiales. ESCRITORES ESPA

Era muy decidido partidario de las instituciones vigentes. Se peinaba por el modelo de los sellos y las pesetas, y en cuanto al calzado lo usaba fortísimo, blindado. Creía que esto le daba cierto aspecto de noble inglés. «Yo soy muy inglés en todas mis cosas decía con énfasis sobre todo en las botas». «Militaba» en el partido más reaccionario de los que turnaban en el poder.

Después de larga pausa, el maestro carpintero, con la mayor tranquilidad, como quien no dice nada, soltó la siguiente bomba: De modo, hijo, que por ahora y en mucho tiempo tampoco, no cuentes con las diez mil pesetas de que hemos hablado. Frasquito se puso pálido como un muerto. Quedó paralizado un momento y apenas pudo balbucir: ¡Cómo! ¿Ahora salimos con eso?

Cuatro mil pesetas tiradas a la calle, como él dijo más de cien veces aquellos días. Esperancita dirigió una mirada a Alcázar buscando su saludo; pero viéndole distraído volvió los ojos al grupo de Clementina y se hizo cargo inmediatamente de lo que ocurría. También por su frente pasó una nube de tristeza como por la de Raimundo.

Los guardas me miraban con curiosidad, vacilando en abrir, como si pensaran en decirme: «No sea U. tonto; suelte unas pesetas al descuido, y adelanteEspaña es el país de los trabajos y las formalidades inútiles, con el solo objeto de darle ocupacion á la autoridad y de hacer reglamentos que no se cumplen. De ahí resulta que España es el país clásico del contrabando.

A las once ya hallará usted gente más distinguida, oficiales del ejército, estudiantes, empleados de tres mil pesetas, corredores de comercio, etc.