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Y el que fué šembrado en ešpinas,^ ešte es el que oye la Palabra: mas la congoxa dešte šiglo, y el engaño de las riquezas ahoga la palabra, y hazeše šin fruto. Mas el que fué šembrado en buena tierra, ešte es el que oye y entiende la Palabra, y el que lleva el fruto: y lleva uno

Así, por ejemplo, el pregonero desde el balcón de las Casas Consistoriales lee en voz alta la sentencia que condena a Jesús a muerte afrentosa en una cruz, y entre dos ladrones, por enemigo del César y por otros muchos delitos. El predicador exclama entonces: Calla, falso pregonero; calla, viperina lengua, y oye la voz del ángel, que dice....

De aquí es, que se oye en boca de muchos, y se lee tambien en uno que otro autor, la insigne falsedad de que la mejor lógica son las matemáticas, porque acostumbran á pensar en todas materias con rigor y exactitud.

Al fin, el viajero penetra bajo la alegre sombra, y ahora que es agua, agua verdadera, lo que oye murmurar al pie de los árboles. ¡Pero qué cuidado religioso ponen los habitantes del oasis en utilizar hasta la última gota del precioso líquido!

Con esto dijo Mariano mostrando un canuto. ¡Ah! ¡Tunante!... exclamó Bou muy asombrado de ver el instrumento músico que el chico mostraba . Conque te ocupas... Pues mira: desde hoy perdemos las amistades, porque con esa clase de armas no se defiende al pueblo. ¡Petardos, arma traidora de los perdidos, truhanes, jugadores y demás escoria! Oye , mírame a la cara. ¿Me ves bien?

Hoy mismo despido al Duque de esta casa. No, no puedes ni debes hacerlo. Tienes el genio violento. Habría una escena escandalosa que es necesario evitar. ¡Pues es lo que yo quiero precisamente! ¡esa escena! No seas niño, Gonzalo repuso la señora. El arreglo de este asunto me corresponde a , ya que Rosendo, fuera de su política, ni ve, ni entiende, ni oye.

Nicolás que tenía un oído sutilísimo, después de callar un rato y hacer callar a todos, dijo: «Pero, tía, no sea usted chiflada. Si no hay tal pregón de extraordinario. Lo que dice la voz, claramente se oye... El freeeesero... fresa». Puede que así sea replicó doña Lupe, guardando su portamonedas más pronto que la vista . Pero está tan verde, que es un puro vinagre...

3 Oye, pues, oh Israel, y guarda que [los] hagas, para que te vaya bien, y seáis muy multiplicados, (como te ha dicho el SE

No es Narcisito, es mamá quien me responde muy picada. Afirma que no me trae el tirano a casa, sino que se va ella a la casa del tirano y me deja aquí sola. Oye, mamá. Por Dios no me dejes sola. Perdóname. Yo seré buena. Vuélvete a casa y vive conmigo, aunque me traigas también a tu tirano.

aquí tambien el egoismo. Pero hay otro período en que el viejo tiene la conciencia de que se muere, en que siente morirse; conciencia depurada á fuerza de dolor, como vemos que el humo de una hoguera se va depurando á fuerza de arder: el viejo pierde la sensacion grosera, como el fuego pierde el humo negro, á proporcion que se va quemando la parte leñosa del combustible: su oído se dispone á escuchar otras armonías; la soledad misteriosa y profética del sepulcro hiere su corazon; piensa en esto como se oye una poesía ó un canto á lo léjos, entre las brumas de una noche tranquila: la cara del anciano adquiere una expresion ingénua, inocente, diáfana: su aliento parece ser un soplo más sutil que el aire de la atmósfera, un soplo que sube como el aroma de las flores: mira, y ante sus ojos parece agitarse el velo religioso que nos oculta cómo se vive más allá!