United States or Denmark ? Vote for the TOP Country of the Week !


Lanza una risotada estridente, toma los objetos y los lanza lejos, a las aguas espumosas. ¿Adónde ir entonces? El molino ha cerrado su puerta detrás de él, para siempre. ¿Adónde ir? ¿Se tenderá, para descansar, sobre un montón de heno? ¡No podrá dormir!... ¡He ahí un grupo de muchachos alegres! Poco antes los ha desdeñado, pero entonces llegan en buen momento.

Al pasar por aquellos callejones en caracol, las bandas de mujeres jóvenes y de muchachos nos rodeaban gritando; las mujeres con una amabilidad provocadora se ofrecían a bailar, porque así ganan la vida muchas de ellas; y los muchachos pedían en coro un chavito, como los de Toledo. El que juzgase á esas mujeres por sus apariencias se equivocaría completamente.

Confirmaron lo mismo otros dos nobles ciudadanos del mismo pueblo, que llegaron adonde estábamos. La falta de carretas fué un gran obstáculo: los indios cargaban los carros con las alhajas de casa, y á toda prisa acomodaban todos los trastes: los muchachos y mugeres montaron todos los caballos que habian quedado á la mano, y caminaron hácia las montañas.

Asimismo, todas las menestras que recogen se consumen en dar de comer a los muchachos y muchachas, y en suplir a algunos para que siembren.

Una cólera homicida se apoderó de él. ¡Ah, no! ¡No seguiría allí! Esto sólo podían resistirlo aquellos muchachos de la banda, a los que indudablemente habría escondido ella otras veces de igual modo. Iba a salir, aunque tuviese que matar al imbécil.

Pero se contentan con esa buena intención. Cada vez que se dirigen hacia la tienda ocurre en la parte opuesta algún incidente extraordinario que les hace olvidar su resolución. De pronto, Martín mismo sale al encuentro de ellos, en medio de un grupo de aldeanos a quienes lleva consigo para obsequiarlos. ¡Hola, muchachos!

Acaso habías perdido la costumbre de oirle en los veinte años que hace que no nos vemos, pero nunca es tarde para ceder á los buenos consejos. Ya ves con qué confianza he venido á buscarte ...; os que, en realidad, no se trata ya de ti ni de , sino de esos muchachos, que merecen ser dichosos ... Nos pasaremos sin ti para su dicha como nos hemos pasado para su matrimonio; llegas tarde.

¡Oh! lo que es eso... Mi destacamento estaba compuesto de demonios casi tan negros como los que nos asediaban. Figúrate aquello, tía Liette. Nada de eso. Usted los calumnia; eran buenos muchachos y no sabían qué hacer para complacerme. Es que la presencia de usted los metamorfoseaba... No como Circe entonces.

Si cuando estaba picado de mala mosca su lenguaje era conciso y brutal y se comía a los niños crudos, cuando le volvía el buen humor su dicción se fluidificaba, adornándose con toda la hojarasca de la fanfarronería. Conversaba familiarmente con los muchachos, mostrándoles, ya la expresión seductora de sus sabidurías políticas, ya los dramáticos pasajes de su historia de mártir.

Gemían unas, suspiraban otras, y se secaban los ojos muy á menudo con la orilla del delantal, ó con el dorso de la mano, mientras hormigueaban entre ellas los muchachos con el escozor de la curiosidad. Hablaba él con todos sin mirar á nadie, forjando los secos razonamientos á empellones, como si derribara las palabras de sus hombros y les diera el acento con los puños.