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Fulano, el senador, quebrado; la casa tal y compañía, quiebra fraudulenta; el corredor B., desaparecido; Mengano, en descubierto por doscientos mil pesos; éste, por quinientos mil; aquél, obligado a hacer cesión de bienes... A cada nombre conocido se eleva un clamor del grupo, como si Rocchio diera un pinchazo en carne viva; las caras se alargan y los comentarios se suceden sordamente.

Para obtenerlos era menester buscar a su abuelo, y avisarle del encuentro con el señorito; no lo tuvo por difícil, pues recordaba aproximadamente el punto del bosque donde Primitivo quedaba; y por atajos y vericuetos sólo practicables para los conejos y para él, Perucho se lanzó tras la pista de su abuelo.

Es probable que si la joven miss hubiera vislumbrado el dormán del capitán al través de las ramas hubiera encontrado de pronto menos atractivos a la sociedad de los tres inválidos, pero las instancias del diplomático no tenían el mismo poder.

Las reflexiones que preceden, muestran la necesidad de tener ideas fijas y opiniones formadas sobre las principales materias; y cuando esto no sea dable, lo mucho que importa el abstenerse de improvisarlas, abandonándonos á inspiraciones repentinas. Se ha dicho que los grandes pensamientos nacen del corazon, y pudiera haberse añadido, que del corazon nacen tambien los grandes errores.

Felizmente no fue así. El público se detuvo con placer delante de aquellas nobles figuras ejecutadas sin esfuerzo. La delicadeza y valentía con que estaban modelados los bajos relieves llamaron asimismo la atención.

Entre las colinas limítrofes y este canal quedaba por ambas orillas una extensa superficie gris de limo suelto, salpicado de charcos de agua donde los pilluelos del muelle gustaban de hundirse y revolcarse hasta que se embadurnaban asquerosamente para ir luego a lavarse arrojándose de cabeza en el canal.

A tanta eminencia cede la mecánica imposición de la alcabala». Cuando Velázquez vivía ya en Madrid se imprimió un curioso libro donde todo esto consta, y en 1633 el Consejo de Hacienda falló el pleito conforme al deseo de los pintores.

Si alguna tarde lograba escaparse y subir a las boardillas, se entretenía en tirar cáscaras de nueces a los balcones de Nazaria que fronteros de la fachada del colegio estaban, o en disparar peladillas contra la cojuela, que solía sentarse por las tardes en la puerta de la carnecería, templum mantecationis.

El pasear, el hablar, el disputar, son sin duda ejercicio de facultades del espíritu y del cuerpo; y no obstante en el mundo abundan los amigos de pasear, los habladores y disputadores, y escasean los verdaderamente laboriosos.

Esto en cuanto á su exterior: ahora vamos á penetrar en sus inmensos salones, ricos de arte y elegancia: pero ántes de llegar á su cuerpo principal tendrémos ocasion de detenernos á admirar la espléndida escalera de los Gigantes.