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-Poeta, bien podrá ser -respondió don Lorenzo-, pero grande, ni por pensamiento. Verdad es que yo soy algún tanto aficionado a la poesía y a leer los buenos poetas, pero no de manera que se me pueda dar el nombre de grande que mi padre dice. -No me parece mal esa humildad -respondió don Quijote-, porque no hay poeta que no sea arrogante y piense de que es el mayor poeta del mundo.

1 Altar mayor de la Catedral. 2 San Eulojio. 3 San Esteban. 4 La Magdalena. 5 N. S. de la Antigua. 6 San Miguel. 7 La Epifania. 8 Del Rosario. 9 De las animas. 10 Santa Ursula. 11 Descendimiento. 12 San Antonio de Padua. 13 Santa Ana. 14 La Concepcion. 15 S.n Juan Bautista. 16 Paptisterio. 17 S.n Nicolás obispo. 18 La Anunciacion. 19 De los obispos. 20 La Concepcion. 21 San José. 22 La Natividad. 23 La Asuncion. 24 La Resureccion. 25 San Acisclo y Victor. 26 S.ta Elena. 27 Del Sagrario. 28 S.n Clemente. 29 La Encarnacion. 30 San Antonio. 31 Santa Ynes. 32 Del cardenal salazár hoy sacristía mayor. 33 La Cena. 34 S.n Pedro vulgo el Zancarron. 35 S.n Felipe y Santiago. 36 S.n Bartolomé. 37 S.n Ildefonso. 38 S.n Lorenzo. 39 S.n Acacio. 40 La Trinidad. 41 S.n Antonio abad. 42 N. S. de la Concepcion. 43 S.n Simon y Judas. 44 N. S. de las Nieves. 45 S.n Agustin. 46 S.n Ambrosio. 47 El Cristo de las penas. 48 S.n Andres. 49 La Concepcion. 50 Capilla de villaviciosa. 51 S.n Pablo. 52 S.n Cristobal. 53 Sin uso. 54 Del Angel de la Guarda. 55 S.ta Barbara. 56 S.ta Cruz. 57 S.ta Maria. 58 S.n Felipe y Santiago. 59 S.ta Lucia. 60 S.to Cristo del punto.

¡Hum! hizo Lorenzo bajo la presión de una angustia intensísima que crecía en su espíritu con el avance de la noche.

Las monjas han descendido del tren. Y se han perdido a lo lejos, con una maleta raída, con dos saquitos de lienzo blanco, con un paraguas viejo... Este viejo por la mañana había venido a traer un sobre grande en que decía: Señor don Lorenzo Sarrió. Sarrió, puesto que era para él, ha abierto el sobre, después que se ha marchado el viejo, y ha visto que dentro había una cartela con un escudo.

En la sacristía de San Lorenzo existía en 1844 una Concepción de Luís de Vargas, y de su mano eran dos santos que estaban en un altar del Convento de Madre de Dios, el fresco del Juicio universal en el patio de la Misericordia y los dos cuadros del retablo de Santa María la Blanca, pintados en 1564 y representando el primero á Cristo muerto en los brazos de la Virgen, con otras figuras, y el segundo la Impresión de las llagas de San Francisco.

Yo creo que estás perfectamente equivocado, Lorenzo, porque, ¿cómo no ha de haber influido la educación en ella como en toda persona? ¿Para conducirse honesta y virtuosa en la situación de ella?... ¿Asediada sin duda, a cada paso por individuos de toda condición? ¿Con veinte años y la libertad de que ha debido gozar?... ¡Bah!... ¡eso no lo hace la educación! ¡Vaya si lo hace!

En la estancia van a conocer ustedes a Baldomero, el capataz, un tipo genuinamente criollo, que ha tenido sus contrastes y sus desgracias, pero que es amable y jovial en todos los casos y que al preguntarle una vez: «¿Cómo le va, Baldomero?...» me contestó así: «Aquí vamos, don Melchor, tragando amargo y escupiendo dulce.» ¡Qué hermoso! dijo Lorenzo.

Entre la línea fijada a los caballos y la de la partida definitiva, ocupada por Lorenzo, había unos treinta metros que aquéllos recorrieron treinta veces, sin presentarse en línea, hasta que por fin Lorenzo les dijo: Bueno, amigos, va la última: voy a largar... ¡y el que se quede atrás que se quede!

¡Quién sabe, señor!... Mire que en el pueblo es el mismo aire y puede que alguien no tenga ganas... ¡de comer! No habría de ser por culpa mía. No digo tanto, don Lorenzo... es un decir, no más... ¿no le parece, don Ricardo?... ¿De qué hablaban?... ¡Cuerpeador, el señor!... No, Baldomero; es que estoy ocupado con esta costilla y no atendía... por sacarle... ¿Quieres más asado?...

Ese juego se ha divulgado mucho realmente dijo Lorenzo. ¡Y entre qué gente! Casi no hay casa donde no se jueguen partiditas familiares, ché... a cinco pesos la caja, no más; ¡pero... con cada «metejón»!... ¿Qué ciudad es esta a que vamos llegando? ¿Esto?... esto... es Mercedes repuso Melchor, aquí podremos bajar un momento para estirar las piernas. Y en serio, Melchor, ¿habrías ido en la máquina?