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Ya sabe el lector cómo Emilia de Relimpio se casó con su primo, el hijo del ortopédico, que llamaba cláusulas a las cápsulas; matrimonio degradante si se le mira desde la altura de las pretensiones de D.ª Laura; pero muy natural, proporcionado y acertadísimo, siempre que la interesada lo mirase al nivel de sus sentimientos y de su porvenir moral y práctico.

Porque témome mucho, lector amigo, que, de ser esto así y si no te mueven mis razones, te espera más de un sobresalto entre las páginas de este libro.

A estilo de campaña, exclamó el brigadier artista. Lo que ha de hacerse luego, hágase ahora. Y pronunciando estas palabras, abria la portezuela de un carruaje público que estaba enfrente de la fonda, invitándome á que subiera. Subo en efecto, sube él, el cochero levanta el látigo, y véanos el lector rodando, por las calles de esta moderna Nínive.

En 1804, el Papa Pio VII puso la corona del Imperio sobre la cabeza del gran Napoleon. Aquí tiene el lector la historia artística y social de NUESTRA SE

No sabemos cómo, acaso no lo conocemos, tal vez nos quejamos, porque no vemos el interior de esta enorme máquina que se llama mundo; pero tenga el lector por cierto que Dios paga siempre estas cosas. Tal vez nos lo paga con monedas que nosotros no sabemos apreciar; pero nos lo paga. Esta verdad es la más evidente y la más necesaria de la vida.

Atormentado por dudas de que el lector conocerá pronto la causa real, si ya no es que la haya adivinado, el joven marqués, en sus indecisiones, deseaba ante todo ganar tiempo.

Por supuesto que llegarán á concluir que por esto no se empañan en lo mas mínimo las glorias del héroe. Pero el lector juicioso y discreto descubrirá la verdad á pesar de todos los amaños para oscurecerla.

Amigo lector; cuando vea usted a un celta migratorio, ofrézcale una patata y, acto continuo, lo convertirá usted en un europeo sedentario. Las razas aventureras lo son por falta de patatas, por falta de pan, por falta de libertad.

El efecto que hagan en el lector tales pinturas será un efecto individual y distinto, según la variedad de condiciones, temperamentos y edades.

Todo lector se veía rodeado de un grupo que le pedía noticias ó intentaba descifrar por encima de sus hombros los gruesos y sensacionales rótulos que encabezaban la hoja. En la rue des Mathurins, al otro lado del square, un corro de, trabajadores, bajo el toldo de una taberna, oía los comentarios de un amigo, que acompañaba sus palabras agitando el periódico con ademanes oratorios.