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El tío Frasquito pegó un brinco en el asiento, abriendo los ojos tamaños, y Jacobo inclinó la cabeza entre las manos, mirando atentamente su copa vacía y guardando silencio. ¡Hombrre, hombrre... eso es serio! murmuró el viejo asustado; y como viese que el otro prolongaba su silencio, tiróle de la lengua, diciendo: Serría cuestión de faldas, sin duda...

Y el tío Marcial, con su perilla blanca y su manga vacía, que inspiraba tanta curiosidad al pequeño, que un día se atrevió a preguntarle dónde estaba su brazo, y se ganó esta bella respuesta: ¿Mi brazo? ¡Aquí le tienes! Y el veterano mostraba su cruz de honor con tal orgullo, que realmente no parecía digno de compasión.

Supongamos una esfera de dos piés de diámetro, enteramente vacía. Dentro no queda mas que espacio: si el espacio es nada, no queda nada. Pregunto ahora: en lo interior de la esfera vacía ¿es posible el movimiento? Parece indudable; nada se opone; hay un cuerpo movible; hay una extension mayor que la del cuerpo; hay distancias que recorrer.

El viejo se levantó apresuradamente introduciéndose en la habitación del enfermo. Al poco rato reapareció. El reuma le vuelve con fuerza dijo y necesita unas fricciones. Tomó de la mesa la damajuana de aguardiente y la sacudió. Estaba vacía completamente. Federico Bullen dejó su taza de hojadelata con una risa forzada. Los demás hicieron lo propio.

10 Vacía, y agotada, y despedazada está, y el corazón derretido; batimiento de rodillas, y dolor en los riñones, y los rostros de todos tomarán negrura. 12 El león arrebataba en abundancia para sus cachorros, y ahogaba para sus leonas, y henchía de presa sus cavernas, y de robo sus moradas.

Esto en cuanto á lo subjetivo; por lo que toca á lo objetivo, conviene notar, que las representaciones sensibles no las tenemos siempre de objetos reales, pero se refieren siempre á objetos cuando menos posibles, es decir que la intuicion, no está enteramente vacía, sino que á falta del órden de la realidad, necesita el de la posibilidad.

Como buzo que baja en busca de coral y de perlas al fondo de los mares, hundió su mente en la íntima contemplación de su propio ser, buscando allí la raíz por donde estaba asido y como pendiente de lo infinito. Tampoco así halló nada, sino obscuridad vacía y lúgubre. Volvió el pensamiento de Fray Miguel al mundo exterior.

Todo se comprende, sin embargo, si consideramos la tragicomedia Celestina como la primera creación de una nueva era literaria en la que caben ciertos inspirados atrevimientos: una escena ideal, exenta de condiciones y requisitos y vacía de todo estorbo y no para que en ella aparezcan vagos y confusos los personajes, sino al contrario, para que más distintos y determinados se vean, como figuras que están en alta cumbre y se destacan y se dibujan en el azul sereno del firmamento sin nubes.

Si encontraba vacía una vivienda de esta especie, se la apropiaba. De no ser así, se comía al habitante, introduciendo después en el nacarado refugio su posterior, armado de dos patas ganchudas. No bastaban al débil paguro sus precauciones defensivas.

Si se retiraba el plancton caprichosamente, bogando hacia otro litoral, los rebaños marinos emigraban detrás de las praderas vivientes y la llanura azul quedaba vacía como un desierto maldito.