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Ser, no es lo mismo que estar en un lugar; el ser, ya se tome sustantivamente en cuanto significa existir, ya copulativamente en cuanto expresa la relacion de un predicado con un sujeto, no envuelve la idea de estar en un lugar.

Poco importa la forma; no hay ninguna sobre la tierra que sea hermosa o hedionda para mi: que aquel que entre vosotros este dotado de mas poder, tome el aspecto que le convenga. Yo lo espero. Miradme. Mi corazon se halla destrozado.

Pues bien, que tome el de su padre: Santaló. No, señor dijo la condesa . Es preciso que acabe en i para que le prestigio; mientras más íes, mejor. En ese caso dijo Rafael , que se nombre Misisipí. Consultaremos a Polo dijo la condesa . Y a propósito, ¿dónde se ha escabullido nuestro poeta?

, amiga mía el Magistral reía al decir esto lo que usted necesita, para calmar esa sed de amor infinito... es ser beata. Y ahora soy yo el que exige que usted me comprenda, y no me tome la letra y deje el espíritu.

¡Ay! -respondió Sancho, llorando-: no se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía.

23 Y el dicho me pareció bien; y tomé doce varones de vosotros, un varón por tribu. 25 Y tomaron en sus manos del fruto de la tierra, y nos lo trajeron, y nos dieron cuenta, y dijeron: [Es] buena la tierra que el SE

Es un hombre muy digno y temeroso de Dios. ¿Pero no saben ustedes que parece inclinado a convertirse al catolicismo? ¡Jesús y qué me dice usted! exclamó con asombro y júbilo doña María . Aquí se ha tratado algunas veces este punto, y las niñas y yo le hemos exhortado a que tome tan saludable determinación.

No lo dijo a tonto ni a sordo, luego lo tomé a destajo; fuíle sirviendo con picantes que llamaban a gran priesa; era el vino suavísimo; la copa, grande, iba menudeando de polvillo en polvillo, se levantó una polvareda de la maldición.

Ya; te dijo: 'Benina, a ver cómo me pones mañana este conejo que me han traído.... Sobre si había de ser en salmorejo o con arroz, estuvieron disputando; y como yo nada decía y se me saltaban las lágrimas, 'Benina, ¿qué tienes? Benina, ¿qué te pasa?.... En fin, que del conejo tomé pie para contarle el apuro en que me veía...».

Hubiera puesto en sus tarjetas de visita el nombre de Villanera, que es el mío; me parece, ¡caramba!, que lo he ganado bien. ¿Y no quiere usted que ahora tome mi desquite? ¿Pero es que aun ama al señor de Villanera?