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La orquesta dio principio al acto, tocando magistralmente la obertura de Semíramis. El rector, anciano religioso, honra y gloria de la Orden a que pertenecía, pronunció después un breve discurso, que no pudo terminar.

ROSALÍA. ¡Oh!... camisetas tengo de dos o tres clases... MILAGROS. Falda de raso rosa, tocando al suelo, adornada con un volante cubierto de encaje. ¡Qué cosa más chic! Sobre el mismo van ocho cintas de terciopelo negro. ROSALÍA. ¿Y bullones? MILAGROS. Cuatro órdenes.

Y cuando oyó ruido de pasos, y un vocerrón que venía tocando música en un cucurucho de papel, ¿quién sabe lo que sacó de una caja grande?: y se fue a la puerta con una mano en la espalda: y con el otro brazo cargó a su hija.

Los muertos estaban como las trufas en un pastel dijo el sudamericano . Yo tuve que permanecer un día entero tocando con mi nariz los intestinos de un turco muerto dos semanas antes... No, la guerra no es chic, capitán, por más que hablen de heroísmos y cosas sublimes en periódicos y libros.

Y el pianito sigue tocando aires populares, que parecen encender con sus acentos de pelea la sangre de toda aquella chusma. Varias mujeres que tienen en la cuneta puestos ambulantes de pañuelos, recogen a escape su comercio, y lo mismo hacen los de la gran liquidación por saldo, a real y medio la pieza. Fortunata mira todo esto y se ríe. El piso está húmedo y los pies se resbalan.

¡El alma murmuró, inclinando su cabeza sobre el pecho ya ha volado! No dijo Teodoro, tocando a la Nela . Aún hay aquí algo; pero es tan poco, que parece ha desaparecido ya su alma y han quedado sus suspiros. ¡Dios mío!... exclamó la de Penáguilas, empezando una oración. ¡Oh!, ¡desgraciado espíritu! murmuró Golfín . Es evidente que estaba muy mal alojado.... Los dos la observaron muy de cerca.

En él estaban solas dos personas: Juan Montiño y el finchado hidalgo don Bernardino de Cáceres. ¿Me permitís, caballero? dijo la Mari Díaz tocando Suavemente en un hombro á Juan Montiño, y con la voz más dulce del mundo. El joven se volvió y vió á la comedianta que le saludó Con una graciosa inclinación de cabeza y una sonrisa.

también tienes talento, que eso del pesquis a no se me escapa, y bien podías llegar a ser señora, como yo caballero. ¡Qué me había de reír si te viera tocando el piano como doña Sofía! ¡Qué bobo eres! Yo no sirvo para nada. Si fuera contigo sería un estorbo para ti.

; desperté al pie de mi cama, y la voz de Castro en el pasillo insultándome por haber cortado su sueño con mis gritos. No ría usted, profesor. Es muy triste soñar esas grandezas, como si uno las estuviese tocando, y verse hoy tan pobre como ayer, tan pobre como siempre, y además con una mala suerte tenaz. La pobreza y la mala suerte de Spadoni hicieron protestar á Novoa.

Pues dígale usted al P. Camorra, se apresuró á decir Basilio tocando con el codo disimuladamiente á Isagani, dígale usted que si él bebiese agua en vez de vino ó de cerveza, acaso ganásemos todos y no diese mucho que hablar...