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Y en el tono con que dijo estas palabras latían una expresión de odio y un deseo de venganza que impresionaron á los dos oyentes. Aunque Inglaterra nos ataque prosiguió Hartrott , no por esto dejaremos de vencer. Este adversario no es más temible que los otros. Hace un siglo que reina sobre el mundo.

Ella, ciega por la más temible y la más tupida de todas las vendas, y temerosa siempre de verse privada de las luces y consejos de aquel hombre, que llenaba la escasa cavidad de su corazón y satisfacía las inmensas proporciones de su vanidad, resolvió entonces, para desagraviarlo, hacerle el 30 de abril, día de su cumpleaños, un magnífico regalo.

Un periódico literario de Paris hace tres preguntas, á fin de que los suscritores curiosos se las contesten. Primera. ¿Qué es lo más temible de este mundo? Yo creo que un tonto. Segunda. ¿Qué debe hacer el hombre para evitar los inconvenientes del casamiento? Yo creo que lo mejor es no casarse. Tercera. ¿Cuál es la tendencia favorita de las mujeres?

Hay, pues, que defenderle, porque aquel hombre es como la bandera en quien van vinculados el prestigio y la gloria y el dinero de todos. Entonces, frente á la batería, cara á cara con el público, el dulce y temible enemigo de los artistas, las pequeñas antipatías se olvidan: hay que vencer, aunque luego, ya en la intimidad y pasado el peligro, los rencores y los celos retoñen.

El Emperador está separado del territorio sarraceno por un río temible y torrencial, no habiendo en él más que la puente de Mantible, guardada por el gigante Galafre; pero Guido se lanza con su corcel en la corriente, y llega así al lugar ocupado por los cristianos.

»Es preciso tratar el alma de mi hija con más delicadeza y más cuidado que su cuerpo, porque la pena que a veces le causan sus pensamientos es mucho más temible que la dolencia de su pecho. Antes se habrá desmayado de celos, que de desfallecimiento físico. »¡Sucumbió a los celos!... ¡Dios mío! ¡Era verdad lo que yo tanto temía!... Tiene celos de su prima... ¡Pobre Antonia!

He venido tan sólo á tener el placer de decirle á usted que es un mal caballero y un hombre corrompido; á sufrir las consecuencias de esta acusación, porque yo no temo á adversario ninguno, por temible y fuerte que sea, cuando me creo obligado á vengar un agravio.

Afortunadamente estaba el aire en calma, lo cual hubiera hecho menos temible en el monte un recrudecimiento del temporal. Así continuaron las cosas hasta muy cerca del mediodía.

Hablaba con vagas alusiones de la temible navaja, cuyo escondrijo nadie lograba encontrar. Iba a salir a luz de un momento a otro. Y si la saco, se acaba too... ¡too! Sintió una mano en un hombro y volvió la cabeza. Era don Carmelo el de la comisaría: el hombre que le inspiraba más respeto en el buque; todo un caballero, y además paisano.

Por no arrostrar el enojo de un temible amigo; por no incurrir en la tacha de desleal. A media noche la inquietud de la agonía le hace insoportable la cama; levántase y va a buscar a su confidente: «¿Duermes, amigo? le pregunta en voz baja. ¡Quién ha de dormir, señor, con esta cosa tan horrible! ¿Con que no hay duda? ¡Qué suplicio el mío!