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Supe entonces que el 24 salía un vapor extraordinario, pero cuyas condiciones lo hacían temible para los viajeros. Es necesario explicar ligeramente lo que es la navegación del río Magdalena, para darse cuenta de las precauciones que es indispensable para emprenderla.

Después, estrechándose las manos, paseaban los dos sus miradas por aquel mar misterioso y temible, poco frecuentado por los seres de su especie. Pasaron junto á una roca cubierta de plantas marítimas, en la que Gillespie sólo hubiera podido dar unos veinte pasos. Aquí está sepultado mi glorioso abuelo dijo Ra-Ra.

¿Qué decía usted, querido profesor? preguntó Edwin con la expresión de un hombre que despierta. Estas palabras aumentaron las risas en el doctorado joven. Algunos universitarios se encogían y achicaban para lanzar carcajadas con toda libertad al amparo de las espaldas de sus vecinos. Querían aprovechar la ocasión para reirse sin peligro del temible Momaren.

, ya que Ricardo está enamorado de Gabriela, lo ; y también que por eso no habla con usted, ni le busca como antes. ¡Antes tan amigos! ¡Ahora enemigos a muerte! ¿Enemigos? ¿Quién ha dicho eso? , se pasan pero no se tragan.... Pero esté usted tranquilo, Rodolfo; Ricardo no es temible... ¡no es temible!

Todos habéis adivinado que es Golbasto.... Con razón llaman á los poetas videntes. Golbasto ha visto lo que ninguno de nosotros había logrado ver. Se hizo un silencio profundo en toda la asamblea. Lo mismo los senadores que el público de las tribunas, esperaban anhelantes la revelación del gran descubrimiento del poeta, transmitido por el más temible de los oradores.

En los crepúsculos de invierno, obscuros y muchas veces lluviosos, salvaba Roseta temblando más de la mitad del camino. Pero el trance más cruel, el obstáculo más temible, estaba casi al final, cerca ya de su barraca, y era la famosa taberna de Copa. Allí estaba la cueva de la fiera. Era este trozo de camino el más concurrido é iluminado.

Sobre su fondo, que no iba más allá de noventa metros, se alborotaban las aguas á impulsos del vendaval, levantando tantas olas y tan apretadas, que al chocar unas con otras, no encontrando espacio para caer, se remontaban formando torres. Este golfo era el rincón más temible del Mediterráneo.

Felicitábanse los arqueros cuando descubrieron otro enemigo aun más temible que las impotentes lanzas de los jinetes.

Este adversario resultaba más temible que todas las muchedumbres aporreadas y perseguidas por él en las calles de la capital. Cuando se consideraba libre para siempre de los pigmeos, era su prisionero y sólo podía esperar la muerte. Asomó cautelosamente su cabeza por las bordas de la embarcación, pronto á retirarla antes de que un nuevo cable viniera á enroscarse en su cuello.

La marquesa entraba, en efecto, causando su presencia un movimiento general de sorpresa, seguido de un murmullo prolongado que disipó las angustias de Butrón, hizo sonreír triunfalmente a la de Bara y morderse los labios a Currita, adivinando desde luego una rival, la más temible, porque era la más detestada.