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El célebre tribunal de la Inquisición, favorecido por el odio nacional á moros y judíos, se fundó ya en el reinado de Fernando y de Isabel, dándose mayor extensión á sus facultades en los reinados siguientes y ensanchando el círculo de su autoridad, más limitada en un principio, no obstante las diversas protestas de las Cortes contra este cuerpo temible, cuyo nombre se pronunciaba con horror por toda Europa.

Muchos que estaban próximos á morir temblaban ante la idea de perder su libertad. La venganza balkánica es algo más temible que la muerte. ¡Hermano!... ¡hermano!... El capitán, adivinando los deseos ocultos en estas súplicas, evitaba el mirarles. ¿Lo queréis? preguntó varias veces. Todos movieron la cabeza afirmativamente.

Dícese que un consejo de los principales del ejército instaba al general Ocampo para que lo prendiese, juzgase y fusilase; pero el general no consintió, menos acaso por moderación que por sentir que Quiroga era ya, no tanto un súbdito, cuanto un aliado temible.

Se ponía loco de cólera, y más y más le irritaba el no poder dominar sus arrebatos. Además, el mal era cierto; no por ser desatinada la acusación de los necios era menos poderosa y temible.

Había oído hablar tanto de don Marcelo y su mal carácter, que le causó una gran inquietud verle aparecer inesperadamente en el estudio... ¿Qué deseaba el temible señor? Su tranquilidad fué renaciendo al examinarle con disimulo. Se había aviejado mucho desde el principio de la guerra. Ya no conservaba aquel gesto de tenacidad y mal humor que parecía repeler á las gentes.

Cuando recuerdo que mordí su mano, que posé mis labios sobre la carne del malvado, me parece haber sufrido el contacto asqueroso de una serpiente. Pero vos ¡cuán animoso y enérgico ante tan temible enemigo! Si yo fuera hombre me enorgullecería de actos como ese.

Disgustó esto mucho a toda la concurrencia, por parecerle más temible el carlismo que la República, y en aquel momento llegó a confortar los ánimos un viejo alto, de aspecto marcial y largos y retorcidos bigotes blancos: era el general Pastor, hermano de Leopoldina, que volvía del palacio Basilewsky de conferenciar con la reina.

Como este caballero poseía una bonita fortuna adquirida en la propicia ocasión de una larga y terrible epidemia, el coronel lo tenía por rival algo temible.

Los maliciosos, guiñando el ojo al decirlo, sostenían que de los tres enemigos del alma la carne era el más temible, y que Dios había dicho: «crescite et multiplicamini», y que era tontería oponerse a las leyes de la naturaleza.

Tus ultimas ordenes quedan fielmente ejecutadas. ?Quien es este audaz? iun mortal! itemeraria criatura, pon la rodilla en tierra y adora! Este hombre no me es desconocido, es un poderoso magico cuya ciencia es temible. Arrodillate y adora a Ariman, vil esclavo, ?no reconoces a nuestro senor y al tuyo? Tiembla y obedece. Arrodillate, hijo del polvo vil, y teme nuestra venganza.