United States or Mongolia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Si sois vos quien me ha robado mi dinero dijo juntando sus manos suplicantes, y alzando la voz hasta gritar , devolvédmelo y os... daré una guinea. ¡Yo... robado su dinero! replicó Jacobo, colérico ; os voy a tirar este jarro a las narices si decís que soy... yo, el que ha robado vuestro dinero.

Pero es un bravo mozo, está reconocido por su padre , digo, según me han dicho , y ha hecho grandes servicios á su majestad dijo un caballero que acababa de entrar. ¡Ah! ¿sois vos, don Gaspar? dijo la duquesa con sobreceño.

¡Ah, ah! ¿Le conocéis? dijo el licenciado Sarmiento ¿y además decís que ese hombre os ha causado perjuicios? ¡Perjuicios! ¡Dios sólo sabe lo que ese infame ha hecho conmigo! Aunque yo no os hubiera encontrado sobre el cadáver y con la daga en la mano, y á tales horas y en tal noche, las palabras que acabáis de decir y que demuestran que sois enemigo del muerto, bastan para llevaros á la horca.

Esta obra debiera ir a un Museo». Y para , mascando más fuerte y metiendo más la mano en el bolsillo: «Vaya una mamarrachada... Es como salida de esa cabeza de corcho. Sólo , grandísimo tonto, haces tales esperpentos, y sólo a mi mujer le gustan... Sois el uno para el otro». Retirose aquel día del trabajo D. Francisco más fatigado que nunca.

Por eso no habéis muerto vos, aunque sois vieja del alma y del cuerpo dijo el tío Manolillo ; pero vamos, señor Juan, y que no se diga que cuesta más trabajo sacaros de aquí que si se tratase de sacar una monja de un convento.

Pero, en fin, podré enseñarle eso a esta niña cuando sea más grande, ¿no es cierto, maese Marner? Pero será mía y no de otros dijo Marner con bastante vivacidad. , naturalmente, tenéis el derecho de guardarla si sois para ella un padre y la criáis como conviene.

Idos a la vuestra, hermano, que vos sois, y no otro, el que destrae y sonsaca a mi señor, y le lleva por esos andurriales.

Vaya dijo la condesa ; bien se conoce que no sois filarmónico.

¿La habéis dicho que sois su padre? dijo el bufón. No. Pues mejor. No he tenido necesidad de decírselo. Y has hecho bien: porque no eres su padre, sino una especie de animal monstruoso, que has sido la causa de su existencia.

De aquí a un instante te convencerás de ello, pues ya llegamos. En efecto, entrábamos a una gran calle de olmos que conducía al castillo. Mi prima nos aguardaba sobre la escalinata. Me recibió en sus brazos con la majestuosidad de una reina que otorga una gracia a un súbdito. ¡Dios mío, qué hermosa sois! le dije, contemplándola con sorpresa.