United States or Saudi Arabia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Basilio no pudo reprimir un gesto y, decidido á no resuscitar el asunto, prosiguió como si nada hubiese oido: Lo que más le debilita son las pesadillas, sus terrores... ¡Como el gobierno! volvió á observar Simoun.

A fines de Abril, olvidados ya todos los temores, Manila solo se ocupaba de un acontecimiento. Era la fiesta que don Timoteo Pelaez iba á dar en las bodas de su hijo, de quien el General, gracioso y condescendiente, se prestaba á ser el padrino. Decíase que Simoun había arreglado el asunto.

Contemplólo Simoun detenidamente, lo abrió y lo cerró repetidas veces: era el mismo relicario que María Clara llevaba en la fiesta de San Diego y que en un movimiento de compasion había dado á un lazarino. Me gusta la forma, dijo Simoun, ¿cuánto quiere usted por ella? Cabesang Tales se rascó la cabeza perplejo, despues la oreja y miró á las mujeres.

Queme la carta.» E... e... esta Victorina, ¡esta Victorina! había tartamudeado don Tiburcio; e... e... es capaz de hacerme afusilar. El P. Florentino no le pudo detener: en vano le hizo observar que la palabra cojera querrá decir cogerá; que el español escondido no debe ser don Tiburcio sino el joyero Simoun, que hace dos días había llegado, herido y como fugitivo, pidiendo hospitalidad.

Y viendo que Simoun, por la direccion de la cara, se fijaba en los dichos folletos y temiendo volviese á reanudar el asunto de que hablaron en el bosque, continuó: El organismo está saturado de veneno; de un día á otro puede morir como herido del rayo... la causa más pequeña, un nada, una excitacion le puede matar... ¡Como Filipinas! observó lúgubremente Simoun.

Para saber si dentro hay diablos ó espejos, repuso Simoun, ¡lo mejor es que ustedes vayan á ver la famosa esfinge! La proposicion pareció buena y fué aceptada, pero el P. Salví y don Custodio manifestaban cierta repugnancia. ¡Ellos á una feria, codearse con el público y ver esfinges y cabezas parlantes! ¿Qué dirían los indios?

¿Ja? ¡Rayo! exclamó Chichoy, buscando con los ojos un arma y no viendo ninguna, cogió su soplete. El maestro se sentó; le temblaban las piernas. El crédulo ya se veía degollado y lloraba de antemano por la suerte de su familia. ¡Ca! dijo el escribiente; ¡degüello no va á haber! El consejero del é hizo una seña misteriosa está por fortuna enfermo. ¡Simoun! ¡Ejem, ejem, ejjjem!

En la voz de Simoun se notaba cierto timbre estraño y siniestros rayos parecían pasar al través de sus anteojos azules. Como para hacer cesar la impresion que aquellas piedras hacían sobre tan sencillas gentes, Simoun levantó la bandeja y descubrió el fondo donde encerraba los sancta sanctorum.

¡Y criar hijos pacíficos para irlos despues á someter al yugo!, continuó Simoun remedando cruelmente la voz de Basilio. ¡Valiente porvenir les prepara usted, y le han de agradecer una vida de humillaciones y sufrimientos! ¡Enhorabuena, joven! Cuando un cuerpo está inerte, inútil es galvanizarlo.

Simoun se detuvo ahogando un suspiro y despues continuó lentamente con la mirada vaga. , yo soy aquel que ha venido hace trece años enfermo y miserable para rendir el último tributo á un alma grande, noble que ha querido morir por . Víctima de un sistema viciado he vagado por el mundo, trabajando noche y día para amasar una fortuna y llevar á cabo mi plan.