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ANCHOAS. Con anchoas cocidas de antemano, huevos duros partidos a ruedas y trocitos de atún en escabeche, se hace una buena ensalada, que puede componerse también con salsa mayonesa.

Se muelen las tripas y se las hace hervir con la salsa hasta que resulte una especie de natilla fina, y después se agrega un cazo de caldo de cocido, y se sirve todo ello con la becada.

Esa salsa picante es el cáustico que se pone sobre un tumor; es el cauterio que se aplica á una llaga; es la fuente que se abre á un ético; es la cantárida que se receta á un pecho podrido. Ya no basta el sér de las cosas, y se busca el sér de los adobos. No basta la verdad, y hay que acudir á la mentira. No basta la naturaleza, y tienen que implorar la ayuda de la mágia.

CARNE CON ALCACHOFAS. Se pone la carne en filetes con manteca, ajos, cebolla y perejil, todo bien picado; se deja rehogar y se le agrega harina; cuando se tuesta se le echa caldo o agua hasta que se cueza; aparte se tienen cocidos cogollitos de alcachofas que se rebozarán con harina y se fríen; se echan en la carne, se pone vino blanco y se deja cocer hasta reducir la salsa, y que no se deshagan las alcachofas.

PATATAS A LA VINAGRETA. Cuézanse enteras y déjense enfriar; se pelan, cortan menuditas, redondas, y se sirven con una salsa a la vinagreta.

Pasó tiempo, mucho tiempo, durante el cual Rosalía oyó medio sermón patético, aflautado, un guisote de lugares comunes con salsa de gestos de teatro; oyó cantorrios más o menos gangosos, y por último se hizo tan tarde, pero tan tarde, que desesperando ver el fin de la dilatada función, tuvo que marcharse sin hablar con Milagros.

Sin embargo, es sensible morir cuando se es rico; porque con mi parte de la presa, me hubiera divertido de lo lindo en París... ¡Dios! ¡la Cabaña!... ¡el Vauxhall!... ¡el Ambigú!... ¡y las señoritas! ¡Ah! , ¡es mortificante! porque ahora, en el tiempo de atar un gratel ya estaré cocido... ya no tengo sensación en las piernas... Es por vosotros por quienes lo siento... porque vosotros no sois muy tiernos, corderos míos... Estaréis endiabladamente duros, y para comeros hará falta una famosa salsa...

GANSO VERDE ASADO. Se limpia y arregla un ganso pequeño. Se le introduce en el cuerpo sal y manteca fresca. Se asa a fuego vivo durante una hora. Se sirve con su jugo, y aparte una salsa de tomate. GANSO GUISADO. Se limpia y corta en pedazos, poniéndolo a freír con manteca, tomates, perejil, jamón, tocino, sal, cebolla, ajo y zanahoria.

¡Diablo! murmuró de una manera ininteligible ¡y es verdad! ¡y cómo se parece á!... perdonad un momento... ¡eh! ¡Gonzalvillo! ¡hijo, que vertéis la salsa de la alcaparra! ¡animales! para esto se necesitan manos mejores que vuestras manos gallegas. ¿Conque qué decíais? añadió volviéndose al joven.

Se sazona de sal, y en una jícara que tendrá la mitad de harina se va dando forma redonda a las albóndigas; se rebozan en huevo batido; se fríen en aceite o manteca bien caliente y se colocan en una cacerola; se les echa una salsa de almendras.