United States or Yemen ? Vote for the TOP Country of the Week !


No estamos tal insistió Glocester, que no quería en presencia de don Fermín sostener su tesis de la escasa religiosidad de la Regenta. Tuvo habilidad para llevar la disputa al terreno filosófico, y de allí al teológico, que fue como echarle agua al fuego. Aquellas venerables dignidades profesaban a la sagrada ciencia un respeto singular, que consistía en no querer hablar nunca de cosas altas.

Era el papa de España y la sagrada máscara del Rey. Después de la sombría procesión, sus rojas vestiduras exaltaban el ánimo como un toque de chirimías. Salvo la morada muceta inquisitorial todo era para los ojos, desde el sombrero hasta la calza, un solo golpe de púrpura. Su ceño expresaba el rigor sacrosanto, sus ojos no pestañeaban siquiera.

Por rescatar al mundo envilecido Cristo aceptó la cruz hasta la muerte. Los Sanchos se aniquilan con presteza; muere esa raza mísera y raquítica; ¡Ya expira la maldad con la innobleza ensartada en el hierro de tu crítica...! ....................................... Los fervientes apóstoles del día sobrellevan aún tu cruz sagrada! ¡Aún van cruzando la siniestra vía; aún distan de la meta suspirada!

No era dificil que estos concilios fuesen autorizados con metropolitanos, porque estos estaban bajo la jurisdiccion del rey de Córdoba, como lo esplica Florez, España Sagrada, trat. 33, cap. 10.

En este tiempo, dia señalado De la Asumpcion sagrada de María, El Sínodo Limense, que ha durado Un año, que se cumple en este dia, Con gran solemnidad ha publicado Una sesion, que en suma contenía, Que el Sínodo pasado se tuviese Por rato, y como tal se obedeciese.

Si inextinto el sedimento doloroso de la brega engañosos espejismos simulando dulce entrega fingen, alma, a tu miseria formular consolaciones, 15 rinde el plácido reclamo de sagrada tregua, el triste cavilar en la tragedia de tus lágrimas, y asiste con tu lauro al homenaje de exaltar consagraciones.

La vida de los prisioneros resultaba sagrada, los pueblos debían ser respetados, existía todo un cuerpo de leyes internacionales para reglamentar cómo deben matarse los hombres y combatirse las naciones, causándose el menor daño posible... Pero ahora acababa de ver la realidad de la guerra. ¡Lo mismo que miles de años antes!

Como luz encerrada en un vaso opaco Que llena el interior de claridad, Sin que perciba el ojo indiferente La misteriosa lumbre que allí está. Imágen tomada de la sagrada Escritura. Con la cabeza de la en la almohada, Y en brazos de la inmensa eternidad. La muerte es un don bendito.

Aunque su tío Rafael le había asegurado que en durmiendo la mona recordaría la sagrada promesa que le había hecho, su inquietud no le permitía esperar con calma al día siguiente. Ansiaba que por cualquier medio recobrase la razón y con ella la conciencia de sus obligaciones.

D. Pedro Apaolaza, hijo de Moyuela, pueblo del partido de Belchite en la provincia de Zaragoza; nació en 13 de Julio de 1567, siguió su carrera literaria en la Universidad Cesaraugustana, donde fue graduado de Maestro en Artes y de Doctor en Sagrada Teología: siendo Beneficiado de la Iglesia de su pueblo, pasó a Rector de la Iglesia de Santa Cruz de Zaragoza, y después de la de Torres los Negros, lugar del Arzobispado.