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Gloria de la virtud, pena del vicio Son sus acciones, dando al mundo en ellas De su alto ingenio, y su bondad indicio. En esto estaba, quando por las bellas Ventanas de jazmines y de rosas, Que amor estaba á lo que entiendo en ellas; Divisé seis personas religiosas Al parecer de honroso y grave aspeto, De luengas togas, limpias y pomposas.

Persuadiéronle, por medio de su padre y otras personas, de que unido a los del Saloncillo no haría jamás carrera; que atacando las ideas religiosas de la población no sería recibido en las casas respetables ni bienquisto de las damas. Al mismo tiempo procuraron engolosinarle con la perspectiva de un matrimonio para él muy brillante.

La ciencia en la mujer hubo de considerarse como un manantial de perversión. Así es que en los lugares, en las familias acomodadas y nobles, cuando eran religiosas y morigeradas, se educaban las niñas para que fuesen muy hacendosas, muy arregladas y muy señoras de su casa.

No se le hacía cuesta arriba la disciplina en el terreno espiritual; pero en el material , por lo cual no pensó nunca en afiliarse a ninguna de las órdenes religiosas más o menos severas que hay en el orbe católico. No se reconocía con bastante paciencia para encerrarse y estar todo el santo día bostezando el gori gori, ni para ser soldado en los valientes escuadrones de Hermanas de la Caridad.

Con esto comenzaron á desestimar las personas, y viniendo con las continuas representaciones á hacer los oídos á esto, vinieron, después, á hacer de veras lo que al principio representaban de burlas y así se casaron, públicamente, religiosos con religiosas, con gravísimo escándalo, y se vino á desestimar la religión y entrarse con esto otras herejías, que era lo que el demonio pretendía

Se me ha ocurrido, señora, lo que se le habrá ocurrido a toda persona pura y religiosa: que se han ido solos un hombre y una mujer, y que, en consecuencia, el hombre ha deshonrado a la mujer. Los que la deshonráis sois vosotros, las personas puras y religiosas.

De esperar es, sin embargo, que, conforme á la naturaleza de las cosas, y no obstante sus concordancias, haya entre ellos la diferencia, que se observa entre los pueblos del Septentrión y del Mediodía, sus opuestas instituciones políticas y religiosas, y en algunos otros puntos aislados.

Es verdad que hay en ella aspiraciones religiosas en las que yo no puedo seguirla; pero nada estrecho, nada de devociones infantiles como las de nuestra amiguita Elena Lacante. La religión es en Luciana un vuelo del alma hacia las alturas.

Este aserto es exacto, porque sus composiciones religiosas más perfectas respiran esa sagrada unción, propia sólo del sentimiento más íntimo y vehemente de lo eterno.

Con todo, el Museo posee la famosa Perla, esa divina creacion del pintor de Urbino, que haría adorar la Vírgen al que no la hubiese comprendido ni soñado en sus fantasías religiosas.