United States or Sudan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Tal vez más adelante, ¡pero ahora!... Ahora quiero ser tu compañero, tu hermano, lo que quieras que sea, pero al lado tuyo. ¿Por qué huyes de ? ¿por qué me cierras tu puerta como á un extraño?... Continuó desordenadamente sus quejas, sus protestas, sus rencores, por aquel alejamiento inexplicable.

Y lo peor es que afloja todos los hilos, usted lo sabe también! ¡, , alambre! ¡Ah, no sabe!... ¡Bueno!, vea don Zaninski: yo no quiero cuestiones con vecinos, pero tenga por última vez cuidado con su toro para que no entre por el alambrado del fondo; en el camino voy a poner alambre nuevo. ¡Toro pasa por camino! ¡No fondo! Es que ahora no va a pasar por el camino.

Yo te haré una taza de . ¡Y para qué quiero yo , desventurada!... dijo el otro en un tono tan descompuesto, que a Jacinta se le saltaron las lágrimas . ¡...!, lo que quiero es tu perdón, el perdón de la humanidad, a quien he ofendido, a quien he ultrajado y pisoteado.

No, señora decía sonriendo la muchacha; no quiero ser monja. A me tira la vida. Para Fermín Montenegro no eran un secreto los disgustos de carácter espiritual, las grandes contrariedades que sufría la viuda de Dupont por culpa de los negocios.

Yo no quiero que pase aquí lo que en Francia, donde á causa de los excesos de la Revolución, la libertad ha muerto para siempre. Eso es música, amigo, música. Esa es la verdad. ¿Pero es posible que mis amigos, los individuos de ese club, que han predicado el uso de los derechos adquiridos como único medio de llegar á la libertad...? No lo puedo creer.

La casa de Leiva no tiene sucesión... Supongo que usted no será capaz de dar su nombre a una... Llévesela usted, llévesela pronto. No quiero tener en casa esa deshonra... Una muchacha sin nombre... una infeliz espúrea. ¡Qué horrible espectáculo para mi pobrecita Presentación, para mi única hija!...

La doncella se dignó pasear una mirada arrogante por toda la redacción; pero la detuvo llena de horror y de cólera al llegar al hijo de los dueños de la casa. ¡Cómo!... ¡Mi señorito sangrando por las narices!... ¡Tunantes!... ¡Granujas!... ¡Fuera de aquí todo el mundo!... ¡Pillería como esta no la quiero yo en casa!... ¡Fuera!... ¡Fuera!...

Pero ahora me pesa de no haberlo hecho, y digo, y declaro, y perjuro, que quiero a Dios y a la Virgen y a todos los santos; y que por todo lo que les haya ofendido me castiguen, pues si no me confesé y comulgué este año fue por aquél de los malditos casacones, que me hicieron salir al mar cuando tenía el proeto de cumplir con la Iglesia.

Maltrana la interrogaba con la mirada y el gesto. ¿Y qué tenía que hacer él en este asunto?... Lo que yo quiero, señor, es que usted le hable al doctor Zurita, ya que es su amigo y los veo siempre juntos. A me da vergüenza acercarme a él sin conocerlo. Creo que ha sido mandón en Buenos Aires. Además, es doctor, y usted ya sabe lo que eso representa.

Diome la limosna y, en seguida, para alentarme y apurar el cáliz de una vez, estuve dos días sin parar subiendo escaleras y tirando de las campanillas. Una familia me recomendaba a otra, y no quiero decir a ustedes las humillaciones, los portazos y los desaires que recibí. Pero el dichoso maná iba cayendo a gotitas a gotitas... Al poco tiempo vi que el negocio iba mejor de lo que yo esperaba.