United States or Romania ? Vote for the TOP Country of the Week !


Sentáronse todos con gran algazara moviendo las sillas mucho más de lo necesario. Octavio se sentó al lado de Carmen, sin que nadie se acordase de disputarle el sitio, antes por el contrario, se observó por varias de las señoras que D.ª Feliciana, distraídamente sin duda, soltó velozmente la silla que tenía cogida al lado de la de su hija cuando nuestro joven se acercó á ella.

Allí estaban Judit, Ester, Dalila y Rebeca en los momentos críticos de su respectiva historia. Un Cristo crucificado de marfil, sobre una consola, delante de un espejo, que lo retrataba por la espalda, miraba sin quitarle un ojo a su Santa Madre de mármol, de doble tamaño que él, colocada sobre la consola de enfrente.

La lucha se fué haciendo cada día más encarnizada. Por otra parte, los acreedores de Osorio, defraudados en sus esperanzas, empezaban a revolverse contra él y amenazaban dejarle arruinado. Es fácil representarse la agitación, la violencia, el malestar que reinarían en el hotel de la calle de Don Ramón de la Cruz.

Yo temía, no, estaba convencida de que el terrible secreto de mi padre que conocía Hales, era una espantosa verdad, y sólo anteayer he conseguido, con la ayuda del anciano señor Hales, descubrir, en una calle del bajo de Grimsby, a un hombre de apellido Palmer, exmarinero del buque «Annie Curtis», el cual estuvo presente cuando murió el italiano.

La pareja se encuentra unida sin saber cómo, y aquella opinión externa, tan unánime, tan complacida en su obra, tan convencida de la feliz armonía existente en la unión fraguada, acaba por ejercer una decisiva influencia en el espíritu de los futuros contrayentes, que ven la intervención providencial, el destino, el hado, donde sólo hubo el gancho mortal de la casamentera.

Eran ahora madejas horizontales que surcaban el estanque con elegancia. Parecían torpedos de proa cónica, llevando á la rastra la gruesa y larga cabellera de sus tentáculos. Su apetito excitado les hacía correr el agua en todos sentidos, buscando nuevas víctimas. Freya protestó. El guardián sólo les había arrojado cuerpos inanimados. Ella deseaba la lucha, el sacrificio, la muerte.

En la audicion notamos, el zumbido, una especie de tintineo al aire libre y un ruido de glu-glu, parecido al que produce el agua ó vino al salir de una botella. Todos los síntomas que acabamos de referir escluyen la idea de una intervencion activa del corazon.

Despues de cuatro horas de diligencia toqué en Almanza con el ferrocarril de Alicante, empresa que, á pesar de los muy buenos elementos con que cuenta, se distingue por su mal servicio. Algun dia se corregirá. Nada diré sobre la ciudad de Almanza, porque la noche me impidió observar siquiera su aspecto general.

Pero aunque sea de paso, no quiero dejar de hacer mencion de una pintura que nos ha impresionado vivamente. No recuerdo en qué sacristía he visto aquel cuadro; pero recuerdo que lo he visto para no olvidarlo jamás.

Efectivamente, decir a un hombre: «No te harás matar, pena de muerte», es provocarlo a que se ría del legislador cara a cara; es casi tan ridículo como la pena de muerte establecida en algunos países contra el suicidio; sabia ley que determina que se quite la vida a todo el que se mate, sin duda para su escarmiento.