United States or Guyana ? Vote for the TOP Country of the Week !


Nunca he estado mejor dijo Rubín, sintiendo que la timidez le ganaba otra vez. No hagamos simplezas... Hace un frío horrible. ¡Qué año tan malo! ¿Creerás que anoche no pude entrar en calor hasta la madrugada? Y eso que me eché encima cuatro mantas. ¡Qué atrocidad! Como que estamos entre las Cátedras de Roma y Antioquía, que es, según decía mi Jáuregui, el peor tiempo de Madrid. v

Y tratándoles del asunto de su conversión y reducción, me respondieron que así ellos, como todos los demás de aquellos montes, deseaban ser cristianos, pero que fuesen allá los religiosos a enseñarlos, porque ellos no podían salir de allí, porque si venían a los pueblos se habían de morir; y de esta persuasión, de que no daban ninguna causa, no los pude disuadir.

962 Con un empeño costante mis faltas supe enmendar; todo conseguí olvidar, pero, por desgracia mía, el nombre de Picardía no me lo pude quitar. 963 Aquel que tiene güen nombre muchos dijustos se ahorra, y entre tanta mazamorra no olviden esta alvertencia: aprendí por esperencia que el mal nombre no se borra.

»En el Ateneo hablé tres noches, tomando parte en las discusiones sobre la poesía religiosa y el arte por el arte. Mis discursos fueron elogiados y aplaudidos... »La Juventud Católica me designó como su representante para asistir al certamen que se celebró en Sevilla en honor de Murillo; pero no pude asistir porque me lo impidieron mis asuntos profesionales.

Gracias á Dios exclamé, que ya he oído algo que corresponda al pomposo título de ciudad que lleva Agaña; mas al observar que por ningún lado veía torre ni torreón, no pude menos de interrogar al Padre, á fin de que me mostrara dónde estaba situado el aparato. El aparato me replicó con tono amargo mi compañero de paseo, que no es ninguna vulgaridad, está allí; y me señaló el hueco de la ventana.

Hemos oído decir que había vendido sus propias tierras para venir a arrendar las Gazaperas. Eso parecía raro por parte de un hombre que tenía propiedades suyas, que viniese a alquilar una granja en un país que no conocía. Pero se dijo que era a causa de la muerte de su mujer, bien que haya en las cosas razones que nadie conoce. Eso es más o menos lo que pude saber.

Luego que amaneció continué mi camino por el Rio Segundo, que solo distaba 5 leguas: este dia fué cruel de viento, frio y nieve, por cuyo motivo no pude llegar á él hasta las once y media: el camino y demas es como el dia antecedente.

Al vernos entrar, volviose bruscamente, abandonó su asiento, y pude ver entonces que su rostro estaba cubierto de lágrimas. Meyerbeer se estremeció de alegría, y, sin decirle una palabra, le estrechó la mano con ademán afectuoso, como para darle gracias.

Su situación prosperaba: pude advertirlo en diversas señales de relativa opulencia. La noche fue espantosa: una tempestad de fin de otoño duró sin interrupción desde la tarde hasta después del amanecer.

No pude menos de decir á mi mujer: Cosa notable debe ser ese buen restaurant Champeaux, cuando tan de manifiesto se pone, sin temor de que se le descubran las faltas. Vamos á comer, y empujamos la puerta del dicho Champeaux. Véanos el lector en un salon pequeño, pero adornado de espejos magníficos, de magníficos tubos de gas, y de mesas muy blancas, con un servicio esmerado y gracioso.